Revista Cultura y Ocio

Dando la vuelta a la tortilla para felicitar este nuevo año.

Publicado el 01 enero 2018 por Maac @Elblogdemaac
Dando la vuelta a la tortilla para felicitar este nuevo año. Entre tanta música alegre que escucharemos hoy para celebrar la llegada del nuevo año nosotros nos decidiremos por esta enigmática canción del Winterreise. La lectura más obvia es que este señor del organillo tocando su monótona música una y otra vez sin solución de continuidad no puede ser otra cosa que la encarnación de la. misma muerte, siempre acechante, y lo más seguro es que sea eso; el ciclo de canciones al que pertenece, con el título Viaje de invierno; la tonalidad empleada: la menor; su ritmo lento y su colocación como elemento de cierre del ciclo también parecen confirmar que sea así. Pero en un día como el de hoy tenemos que hacer otra lectura, aunque tengamos que forzar las cosas y tenemos que encajar todos los elementos que hemos señalado sea como sea para encontrar un sentido optimista. En un paisaje de desolación este lied puede significar también la perseverancia, el esfuerzo y la resolución para conseguir nuestras metas incluso cuando todo parece perdido, hay que seguir siempre adelante y así es como lo vamos a ver  este primero de enero de 2018. ¡Feliz Año a todos! Y si no os he convencido siempre podéis recurrir a la intrínseca belleza que desprende Der Leiermann por todas partes, sin necesidad de recurrir a las palabras, estupenda manera de comenzar un año sin necesidad de poner un vals, que, por otra parte, tiene algo entre casposo y decadente..

Der Leiermann 
Drüben hinterm Dorfe steht ein Leiermann Und mit starren Fingern dreht er, was er kann. Barfuß auf dem Eise wankt er hin und her Und sein kleiner Teller bleibt ihm immer leer.
Keiner mag ihn hören, keiner sieht ihn an, Und die Hunde knurren um den alten Mann. Und er läßt es gehen alles, wie es will Dreht und seine Leier steht ihm nimmer still.
Wunderlicher Alter, soll ich mit dir geh'n?  Willst zu meinen Liedern deine Leier dreh'n?
El organillero
Allá, tras la aldea, hay un organillero
y con sus dedos ateridos toca lo que sabe.
Descalzo sobre el hielo camina de un lado a otro
y su pequeño platillo está siempre vacío.
Nadie quiere oírle, nadie le mira,
y los perros gruñen alrededor del anciano.
Y él permite que todo ocurra así,
toca y su órgano jamás deja de sonar.
¡Maravilloso anciano, ¿puedo ir contigo?
¿Quieres tocar tu organillo para mis canciones?
(Traducido por María Nolla)


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