Ayer por la tarde subí hasta la zona de La Bal.louta (L.lena, Asturies) a pajarear un poco. Al contrario que en el centro y en la costa, que estaba nublado y frío, al pasar Mieres ya empezó a despejar y por encima de los 1600 metros hacía un día precioso y soleado (cosas de Asturies).
Cuando empecé a caminar me extrañó que viendo lo avanzado de la temporada, no encontrara pollos volantones de ninguna especie, pero si vi una gran cantidad de pájaros con ceba, por lo que la mayoría de los pollos aun no habían abandonado el nido. Otros años en estas fechas los volantones de las collabas y los bisbitas ya eran muy visibles por las camperas.
Lo mejor del día fue encontrarme por casualidad a una pareja de Roqueros rojos (Monticola saxatilis) muy confiados, que parecian tener el nido cerca de donde yo estaba pasando. Esta especie siempre la vi fugazmente y no muchas veces, por lo que me hizo una ilusión especial poder disfrutar de esta pareja.
Me llamó la atención un Milano real (Milvus milvus) que volaba a media altura acosado por un cernícalo. Esta especie no se reproduce en Asturias, por lo que probablemente se tratara de un ejemplar en dispersión. En los últimos años han aumentado mucho las citas de esta especie en nuestra provincia, casi siempre en invierno.
En la colonia de Chovas piquigualdas (Pyrrhocorax garrulus) había mucho movimiento, con varias decenas de individuos entrando a cebar continuamente. En los pocos nidos visibles desde el exterior se veían pollos emplumados a los que aun les quedaban unos cuantos días para volar.
Aparte de esto, las especies comunes a estas alturas también estaban atareadas cebando en los nidos: Bisbitas alpinos (Anthus spinoletta), collabas grises (Oenanthe oenanthe), pardillos (Carduelis cannabina). También pude ver un zorzal charlo (Turdus viscivorus) que destacaba entre los escobares con su plumaje casi blanco, y que también llevaba ceba en el pico para alimentar a sus pollos en el nido.
Entre las rapaces, además del Milano real, pude observar una pareja de Águilas culebreras (Circaetus gallicus), una pareja de alimoches (Neophron percnopterus) y un juvenil de segundo año y varios buitres leonados (Gyps fulvus).
Al contrario de lo que ha ocurrido en altitudes más bajas, donde hemos tenido una primavera y un principio de verano bastante lluvioso y frío, a excepción de unos pocos días contados, por encima de 1500 metros de altitud, las precipitaciones han sido mucho más escasas. La mayoría de las charcas donde suelo ir a trabajar con las ranas estaban secas desde hace tiempo y no había ni rastro de metamorfos de temporarias ni de calamitas. Solo algunas Ranas verdes (Pelophylax perezi) se amontonaban en los riachuelos que aun llevaban algo de agua, escondiéndose rápidamente al detectar cuaquier movimiento en la orilla.