Según el mencionado medio azteca, quien supo trabajar bajo las órdenes de Arturo Ripstein, Alfonso Cuarón, Pedro Almodóvar entre otros directores renombrados se instalará en nuestro país de febrero a junio del año próximo. Primero estudiará el libreto en Buenos Aires y luego se entregará a las doce semanas del rodaje que -anticipó EFE en diciembre pasado- tendrá lugar en Corrientes y Formosa.
Cuesta poco imaginar a Cacho en la piel de un funcionario de la corona española que, a fines del siglo XVIII, se siente estancado en Asunción mientras aguarda por lo menos cinco cosas: la recomendación de un superior, el anuncio de su traslado a una sede de mayor prestigio (Buenos Aires, Lima, Santiago de Chile o la codiciada Madrid), un barco con noticias familiares, un sueldo siempre demorado y la oportunidad de protagonizar algún acto heroico que lo redima.
Don Diego de Zama se llama el personaje central de la novela que el argentino Antonio Di Benedetto escribió en 1956, y que Martel se propuso adaptar hace cuatro largos años. En el transcurso de los dos siglos que los separan, existe cierta continuidad histórica entre este exiliado castizo al servicio del virreinato y el Dorantes que Giménez Cacho interpretó en esta vieja película de Nicolás Echevarría sobre el conquistador Álvar Núñez Cabeza de Vaca.