Nadie puede trocar la piedra en oro
ni hacer que un asesino se apiade de la víctima.
Oscar R F García
Puesto en pasión
con la euforia o el arrepentimiento
de haber amado o matado;
que el mismo rigor alcance
para un beso o una bala.
Morir de orgasmo o de gangrena
de cirrosis o de olvido.
Morir de un tiro en la frente
o una lágrima en el pecho.
Despertar en un fondo húmedo
y confundir sábana con mortaja,
sangre con ternura.
Voy a la guerra como voy al amor
con las mismas ganas de romperlo todo.
Debajo de este paisaje se asume el hombre, nada de la piel se compara al rito cansado de la vida al papel infinito, santa tinta, debajo de él mismo alumbramiento semejante a la ternura se oculta como un designio de improbable suceso, la superstición alerta sobre el azar: una moneda al aire gira hasta agotar su entusiasmo luego es la gravedad la que toma dominio de las cosas que realmente existen.
(Imaginería) Daniel Quintero