Después de Eduardo Manostijeras, Danny Elfman se reencontraría con uno de los fetiches de carrera. Si bien su score para la segunda parte de Batman no sorprende como el primero, si que logra mantener el listón compositivo alto, merced a la capacidad de evocación del compositor americano y a lo inspirador de la atmósfera creada por el director Tim Burton para la franquicia.
En El ejército de las Tinieblas, ese mismo año, nos sumerge aun más en lo tenebroso e incluso lo satánico teniendo como principal argumento nuevamente su capacidad de transmitir sensaciones y emociones.
La década se cierra con el score de Family Man donde econtramos al Elfman más intimista de la época.
Aún nos queda mucho que contar de este genial compositor. El nuevo milenio aún nos depara grandes momentos de la música del cine que vivir juntos.
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