Una de las técnicas de propaganda más utilizadas consiste en transformar en algo positivo una noticia que, en principio, era mala. Para las empresas es fundamental saber cómo fortalecer una relación a través de malas noticias. En el ámbito político ocurre algo similar y voy a poner como ejemplos lo ocurrido con el accidente en la mina chilena y lo ocurrido en el cementerio de Ibi.
Todos hemos asistido en estas últimas semanas al espectácular montaje propagandístico en torno al rescate de los mineros chilenos, acontecimiento que le ha permitido al Presidente Piñera afirmar que "Chile es ahora más respetado en el mundo entero". Sin embargo, parece obvio que con este aparato publicitario se ha ocultado la cruda realidad: las condiciones de trabajo en las minas, la falta de medidas de seguridad y la precaria situación de los trabajadores chilenos.
En Ibi, a menor escala, ha ocurrido algo similar. Hace uno meses, tras un episodio de fuertes lluvias, un bloque de nichos del cementerio ibense se derrumbó, quedando algunos restos expuestos. De una primera inspección del lugar se comprobó que el siniestro se debió a una deficiente construcción del bloque (sin correa perimetral) unido a desperfectos en la cubierta que ampliaron los efectos de las humedades, todo lo cual apunta a una responsabilidad directa del Ayuntamiento, por omisión en la vigilancia de las instalaciones y su adecuado mantenimiento.
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