Darfur: en medio del fuego

Por Alberto Yoan @albertoyoan
En el mapa político de Sudán, Darfur se encuentra casi en el medio de dos grandes regiones sudanesas que tanto ideológicamente, como de manera administrativa, son diferentes. Si en el Norte de Sudán, donde se encuentra la capital del país Jartum, hay una mayoría árabe con creencias musulmanas, en el Sur están animistas y cristianos que se identifican más con la cultura subsahariana que con los árabes. De hecho hasta 1947 ambas regiones fueron controladas por separado por Gran Bretaña, quien en un intento de simplificar la región, unió norte y sur, creando nuevos conflictos pues el sur no quería ceder en su autonomía. 
Bajo el nombre de Anyanya desde 1967, guerrillas tribales del sur de Sudán se levantaron en armas contra el gobierno central de Jartum en 1955. Los sucesivos mandatarios de Sudán vieron su fuerza debilitada por el conflicto del sur e incluso por las incongruencias dentro de Jartum. Ismaíl al-Azhari, Primer Ministro de Sudán independiente, no pudo con la fuerza de los rebeldes sureños que se habían unido a los crecientes movimientos juveniles que pedían cambios en el país. La inestabilidad de los siguientes gobiernos fue aprovechada por los rebeldes: de una coalición de fuerzas conservadoras, pasando a un golpe de Estado que finalmente fue derrocado por las protestas ciudadanas y dio paso a un gobierno provisional, llevaron a otro general golpista, Yaafar al-Numeiry, a firmar en 1972 un tratado de paz. 
Luego de 17 años de guerra continua entre Norte y Sur, hubo un parón de una década a las rencillas no resueltas entre dichas regiones. Si bien en 1971 el Movimiento de Liberación de Sudán del Sur logró unificar a todas las guerrillas sueltas, con el objetivo común de crear un gobierno de Sudán del Sur, fue gracias a la ayuda de organizaciones cristianas, tanto mundiales como africanas, que se logró la firma del Tratado conocido como el acuerdo de Addis Abeba. No obstante, el gobierno de Jartum continúo alerta con los habitantes del sur de Sudán y no cesó la actividad de sus tropas en la región, lo que llevó nuevamente al estallido de la guerra civil en 1983. 
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La gota que colmó el vaso de los ciudadanos del sur fue la imposición de la sharia o ley islámica en todo el país, el gobierno de Jartum incapaz de mejorar la situación económica de Sudán y sumido en casos evidentes de corrupción vio una salida fácil, pero significó nuevamente la vuelta a las armas entre Norte y Sur. Nuevos movimientos, entre ellos el Ejército de Liberación Popular de Sudán (ELPS) comenzaron los ataques contra Jartum. El descubrimiento de petróleo en el sur de Sudán era la única salida a los problemas económicos, el ELPS atacó como primer objetivo los yacimientos petrolíferos que según Alberto Masegosa: “la compañía norteamericana Chevron calculó en dos millones de barriles diarios las reservas que quedaron bloqueadas”. 
Hasta 2005 se extendió esta segunda guerra civil que salpicó en más de una ocasión a los habitantes de Darfur, aunque al final no fueron tomados en cuenta en el tratado de paz, razón por la cual lanzaron su propia guerra contra el gobierno de Jartum. El ELPS, dirigido por el coronel John Garang, intentó sumar a Darfur al conflicto, pero en cambio removió antiguas rencillas entre árabes y tribus de esta región, que empezaron sus propias guerras internas, no tenidas en cuenta por ninguna de las otras dos partes que seguían con su propio conflicto de intereses. Los líderes de Sudán apoyaron de a poco a los árabes de Darfur, creando verdaderos monstruos, conocidos como los janjaweed, quienes tuvieron vía libre para imponer allá donde fueran un terror generalizado que acabó con la vida de millones de personas. 
UNA REGIÓN EN CONFLICTO 
Los problemas en Darfur no sólo se circunscriben a sus tribus, desde Chad llegaron árabes huyendo del dominio africano en dicho país. Si en Darfur los árabes dominaban a los negros africanos, en Chad sucedía lo contrario, razón por la cual se establecieron junto a las tribus árabes. De hecho en 1966 los chadianos procedentes de las provincias más asediadas por el padre de la independencia de Chad, Francois Tombalbaye, conocidas como BET (Borkou, Ennedi y Tibesti), crearon el Frente de Liberación Nacional de Chad (FROLINAT). 
Darfur se convirtió en la base militar de la FROLINAT que utilizó la cercanía con Chad para penetrar y acabar con Tombalbaye, quien triunfó en ese momento gracias al apoyo de Francia. No obstante, fue tanto el despotismo del chadiano que Francia le retiró el apoyo unos años después, lo que no impidió que un gran número de chadianos refugiados en Darfur robaran en la región. Los habitantes de Darfur respondieron con pequeñas milicias. 
Tombalbaye fue asesinado en 1975 y sustituido por Malloum, cristiano también, quien fue sustituido cuatro años después por uno de los líderes del FROLINAT, Gukuni Uedei, quien no continúo con el apoyo del gobierno de Jartum, si no con el del nuevo líder de Libia, Muamar Gadafi. Por entonces con 27 años, el propósito de Gadafi era unificar Chad, Sudán y Libia en un único y gran Estado árabe y musulmán, idea que no fue bien recibida por el general sudanés Gaafar el Nimeiry. 
Las ansias expansionistas de Gadafi encontraron sus mayores aliados en los tubus, una tribu chadiana justo en el centro de los BET, y en los derrocados mahdistas de Sudán. Pero los intentos del libio no fueron pasados por alto por Estados Unidos y Francia que pidieron al líder de los tubus, Uedei, que diera marcha atrás a un tratado firmado en 1980 para unir BET a Libia. Gadafi supo que la región estratégica para unificar los tres países sería Darfur, así que fraguó una alianza a mediados de la década del 80 con el predecesor del Niemery, Sedik el Mahdi, bisnieto de El Mahdi. El nuevo gobierno de Jartum permitió que las tropas libias se establecieran en Darfur, las llamadas Legiones Islámicas compuestas por unos 6 mil nómadas y mercenarios árabes empeñados en acabar con el gobierno de Chad. 
No obstante, el gobierno de Chad fue derrocado por un señor de la guerra chadiano, Idriss Deby. 
“El oeste de Sudán había servido en los primeros 40 años de la independencia sudanesa de patio trasero de los enfrentamientos fratricidas que durante ese mismo período se habían tranzado ininterrumpidamente en Chad con la interferencia de Libia: la región se había transformado en un tablero de ajedrez con forma de triángulo, que tenía sus vértices en Trípoli, Jartum y Yamena (la capital chadiana)”. (Masegosa, 2008). 
Darfur se quedaba con la influencia de años de idas y venidas de bandas armadas, que impusieron en la región la máxima de “el kalash trae dinero, sin kalash eres basura” en alusión al fusil de asfalto kaláshnikov, también conocido como AK-47.
NOTA: Este reportaje sobre Darfur ha sido realizada por Laura Campos Cervera, Laura Vivero León y un servidor para la asignatura Periodismo Político y Económico. Nuestras principales fuentes han sido los libros Darfur: historia breve de una larga guerra de Julie Flint y Alex de Waal y Darfur: Coordenadas de un desastre de Alberto Masegosa.