Das Weisse Band - La Cinta Blanca

Publicado el 15 enero 2010 por Gine @Gine_1414
Solo he visto dos películas de Haneke hasta la fecha: Funny Games, la austríaca y ésta. Por tanto deduciréis que el realizador austríaco no es santo de mi devoción. Es más Funny Games no me gustó. Pero comparar el film que hizo saltar a la fama a Haneke con este, es como comparar tomates y bistecs. Sí los dos se comen… pero es lo único que tienen en común. En este caso, las dos películas tienen un marcado estilo de Michael Haneke, y tiene algún tema recurrente, pero el empaque y la historia es muy diferente. Si en aquella ocasión parecía que nos trajera la enésima travesura de un joven director europeo, después de ver La Cinta Blanca se puede decir que ha dejado las travesuras para regalarnos una obra madura y trabajada.
Con la palma de oro de Cannes debajo el brazo y unos cuantos galardones más, se nos presenta La Cinta Blanca como una de las mejores películas europeas. Y muchas tendrían que ser mejores que esta para que no fuera así. Haneke nos cuenta la vida de un tranquilo pueblo en 1913, un año antes de la Primera Guerra Mundial. Un pueblo en el que después de años con aparente tranquilidad, empiezan a suceder cosas extrañas y terribles. Dos niños son maltratados, un granjero quemado, que alborotan un pueblo que parezca que viva alejado de la actualidad de su país y su inminente papel en la Primera Guerra Mundial.
Haneke consigue hacer una película con una línea muy clásica. Rodada íntegramente en blanco y negro con una preciosa fotografía, impoluta, pura e inocente como la propia cinta blanca, vemos una película con un desarrollo muy pausado, medido y justo. En ningún momento avanza acontecimientos, ni cierra cabos sueltos rápido y corriendo. El espectador no puede ser más que un simple voyeur que observa atentamente bajo la mirada del joven profesor como se avecinan unos acontecimientos extraños y terroríficos que sembrarán el caos en el pequeño pueblo rural gobernado por un terrateniente. Aunque no se parecen temáticamente, por momentos me ha recordado a las películas de cine negro de los años cincuenta en el tempo, en que todo parecía suceder en cierta parsimonia hasta que en los 20 minutos finales se acelera la acción acabando con un gran clímax. Me ha sorprendido lo bien escogido que estaba el reparto, todos los personajes han conseguido tener un papel, un rol importante en la película, se hacen imprescindibles. Y son ese reparto, grandes pero sobre todo pequeños los artífices de haber hecho junto a su director Haneke este más que digno film. Una ambientación asombrosa y una descripción de la pequeña aldea llena de hipocresía, falsedades, dobles morales, duros castigos, inocencias interrumpidas y mentalidades cerradas hecha en base a las actuaciones del pastor y su familia, el administrador y la suya, el doctor, la pobre ayudante del doctor y su hijo deficiente mental. Susanne Lothar, Detlev Buck, Ulrich Bierbichler, Gabriela Maria Schmeide, Ursina Lardi, Steffi Kühnert, Burghart Kuaßner, Branko Samarovski, Sebastian Hülk, Anne-Kathrin Gummich, Janina Fautz, Maria-Victoria Dragus, Leonard Proxauf, Enno Trebs, Kai-Peter Malina y Christian Friedel són los encargados de poner cara a cada personaje.
Michael Haneke además se reserva un as en la manga para los últimos 15 minutos. SPOILEREn un ejercicio de inteligencia narrativa deja al espectador especular y reflexionar sobre lo que acaba de ver. ¿Quién es el culpable? Nunca lo sabremos. Algunos les puede parecer algo decepcionante que se acabe sin saber nada del todo cierto, pero el hecho de que todos puedan parecer culpables abre un interesante juego. Como contras, la voz en off que nos acompaña durante toda la película resulta un poco cargante y no siempre nos resulta útil. Normalmente me gusta el uso de las voces en off y no me molesta, pero en esta película me ha parecido quizás demasiado explotada y que en más de una situación el espectador entendía perfectamente lo que se quería mostrar sin necesidad de ella. Tanta rectitud, clasicismo y el silencio de una película casi sin banda sonora hacen que el film también peque de ser un pelín frío. Lo que cuenta es sobrecogedor, pero la manera demasiado fría.
Como conclusión una película más que interesante que consagra al director Michael Haneke, si es que ya no lo estaba. Un realizador que se viste de traje para brindarnos este completo trabajo, que puede gustar más o menos pero que elementos como la fotografía o las actuaciones son indiscutibles.
Nota: 7’5/10