El primero se centra en una pruebas que deben superar unos jóvenes hasta encontrar al más dotado. Todo es nuevo desde la primera página y tuve curiosidad por saber qué está pasando. Pero tantas reglas como hay que retener y el argot que emplean acaban haciéndose fastidiosos. Pasan miles de cosas y el tomo requiere una buena dosis de paciencia.
Como me ocurrió con Los juegos del hambre, trilogía destacada dentro de esta nueva moda, no me enganchan este tipo de historias. Pero hay un público para estos libros, y no me parecen que estén mal.