Tal y como describíamos en nuestro anterior artículo, el trastorno bipolar constituye una alteración fluctuante del estado anímico de la persona, en la cual se alternan periodos de una excesiva euforia (manía) con otros de enorme tristeza (depresión). En lo relativo a aspectos más bien estadísticos, bien podríamos destacar ser los siguientes:
-El trastorno bipolar no es tan frecuente como la depresión mayor, aunque sí puede resultar más grave. Así, por desgracia, los suicidios están a la orden del día entre aquellas personas que lo padecen.
-Afecta por igual a ambos sexos. Aunque si hablamos de depresión, sí que son las mujeres las que más se ven afectadas, en el caso del trastorno bipolar la situación parece equilibrarse.
-La mayoría de los bipolares está soltera. Aunque a ciencia cierta no se sabe la dirección de esta relación, no deja de ser verdad que las personas con el trastorno, por lo general, no mantienen una relación de pareja.
-Suele aparecer a los 20 años. A partir de ahí, las probabilidades de padecerlo van disminuyendo considerablemente.
-Los episodios de manía suelen ser más cortos que los de depresión. Aún así, este aspecto es variable según cada paciente, encontrándose casos de episodios que duran desde algunos días hasta otros que pueden mantenerse durante varios meses.
-Los familiares de los bipolares tienen más posibilidades de padecer algún trastorno del estado de ánimo, sea el que sea. Los de personas depresivas, por el contrario, tienden a padecer únicamente depresión.
-Finalmente, y al igual que ocurría con el psicoticismo, parece existir cierta conexión entre el trastorno bipolar y la creatividad. Así, personajes como Miguel Ángel, Van Gogh o Winston Churchill, padecían este tipo de desorden. La explicación pudiera estar en ese pensamiento acelerado propio de la fase maníaca, el cual, junto con su desbordante energía, podría hacerles conectar varios temas y ser más innovadores.
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