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Datos ignorados y muchas tonterías y muchos engaños de los grupos antivacunas

Por Ximoas Jas
Datos ignorados y muchas tonterías y muchos engaños de los grupos antivacunas

Fotografía: Ethan Lindenberger, hijo de dos antivacunas que se rebeló contra sus padres y se convirtió en uno de los más destacados activistas en defensa de las vacunas de Estados Unidos, donde los escépticos son cada día más numerosos.  

Fuente: J. Peláez y su blog "Cuaderno de Ciencias" para Yahoo (aunque creo que el blog ya no se publica) y el artículo de José Ramón Alonso ¿Dudas si vacunar a tu hijo?, que creo que es de obligada lectura.
Coronavirus aparte (del que también se busca vacuna), una de las noticias más comentada y posiblemente la más relevante de los últimos tiempos, respecto de la reaparición de enfermedades de las que estábamos libres y que crearon grandes pandemias en el mundo, fue sin duda la aparición de un caso de difteria en España en  2015, después de casi tres décadas libres de esta terrible enfermedad. Sucedió en el seno de una familia contraria a las vacunas y el enfermo, un niño de seis años, estuvo hospitalizado, pero los médicos le trataron a tiempo y le salvaron la vida. Desde ámbitos científicos, médicos, organizaciones de pediatras, asociaciones de padres e incluso desde el propio Gobierno se ha hecho mucho hincapié durante los últimos años, de la importancia de la vacunación, e incluso los propios padres del niño con difteria declararon sentirse engañados por los grupos antivacunas. De hecho, se están invirtiendo muchos millones de dólares y de euros para encontrar la vacuna contra el coronavirus. Las vacunas han salvado y siguen salvando millones y millones de vidas. Es imposible cuantificar la cantidad de personas, sobre todo niños, que han muerto en los siglos pasados por culpa de enfermedades horribles como la poliomielitis, la difteria o la viruela. Desde la aparición estelar de las vacunas la esperanza de vida se ha multiplicado de una manera impensable en tan solo unos siglos. Por primera vez, en toda la Historia del ser humano, estamos a las puertas de erradicar enfermedades y epidemias que en otros tiempos masacraban ciudades, países e incluso continentes enteros. A día de hoy contamos con el remedio contra males históricos como el tétanos, la rabia, la peste, la difteria, la tosferina, la poliomielitis, la fiebre amarilla, el sarampión, la rubeola, las paperas, la varicela, e incluso se ha eliminado por completo en todo el mundo una enfermedad tan mortal como la viruela, algo que se ha conseguido por primera vez desde los inicios de la Humanidad. ¿Por qué existen grupos antivacunas? Para comenzar hay que remarcar un hecho importante: Los grupos antivacunas en España son muy minoritarios. Por mucho ruido que hagan, lo cierto es que hoy en día no hay ningún debate abierto sobre la importancia de vacunar. El riesgo real, más callado y desapercibido, no son los antivacunas sino la pobreza y la exclusión social que aparta del calendario de vacunación a sectores marginados de la sociedad. Ahí es donde se debe luchar, ese es el verdadero problema a solucionar. Una de las grandes proclamas de los grupos antivacunas es que éstas no son 100% seguras. Sin embargo, nadie lo niega, es cierto: las vacunas, al igual que cualquier otro medicamento, no son 100% seguras, puede presentar complicaciones y contraindicaciones. Pero esta sonora reclamación se contesta fácilmente viendo los casos negativos y comparándolos con los millones y millones de casos positivos. El 99.99% de las vacunas aplicadas salvan vidas y protegen de manera efectiva contra enfermedades mortales. Además, ¿qué significa realmente eso de 100% seguro? Eso no existe, es una tontería. Salir a la calle no es 100% seguro, estar en tu propia casa no es 100% seguro. Lo siento pero vives en un mundo donde vas a encontrar pocas cosas 100% seguras. Comer no es 100% seguro, siempre pueden existir intoxicaciones y alimentos en mal estado. Hacer ejercicio no es totalmente seguro, siempre te puedes lesionar. Todo es cuestión de sopesar las ventajas y los inconvenientes. Los cinturones de seguridad en los coches no son 100% seguros, te pueden levantar ampollas, te puedes hacer rozaduras e incluso hay casos donde han causado la muerte por asfixia… No, no son 100% seguros… ¿y qué? ¿Alguien en su sano juicio cuestiona las ventajas de ponerse el cinturón de seguridad en un coche? Una buena parte de este problema antivacunas reside en nuestra poca memoria histórica. La eficacia de la vacunación ha eliminado de nuestro imaginario los horrores de estas enfermedades. Ya nadie recuerda lo que significaba que pueblos enteros murieran debido a la peste o a la fiebre amarilla. Pocos se acuerdan de cómo era morir escupiendo sangre por culpa de la tuberculosis. En nuestros días, solo los más mayores recuerdan cómo algún hermano suyo murió de viruela o de tosferina... y quedan muy muy pocos. El resto de nosotros, que hemos crecido sanos sin estas amenazas, tenemos que irnos lejos de nuestras modernas ciudades para encontrar aún rastros de lo que significa que un hijo tuyo se vea afectado por la poliomielitis. Hemos olvidado lo que significaban esas enfermedades, la medicina moderna gracias a la vacunación las ha acorralado y poco a poco están siendo erradicadas. Por eso, muchos subestiman su peligrosidad. Creen que son enfermedades leves y de poca importancia, otros creen que ya no se contagiaran y algunos que creen que no importa si se contagian puesto que tienen cura… Todas estas opiniones y creencias son falsas. Es irresponsable pensar que son enfermedades veniales, son enfermedades graves, muy peligrosas y en muchos casos mortales de necesidad. Y no contamos con cura para muchas de ellas. Un ejemplo para entenderlo mejor: La rabia. La rabia es una enfermedad infecciosa viral que afecta al sistema nervioso causando indefectiblemente la muerte. En los primeros estadios de la enfermedad y gracias a la vacunación (sobre todo en perros y otros animales, que históricamente han sido los principales transmisores de esta enfermedad en humanos por zoonosis) se puede controlar y salvar la vida. Pero si el virus se extiende, no hay cura posible. En toda la Historia de la humanidad solo hay un caso documentado de una persona que ha sobrevivido a la rabia. Ese virus está disperso por todo el planeta oculto en mamíferos de toda clase (perros, gatos, murciélagos…) dispuesto a colarse en tu organismo con un simple mordisco o arañazo. Pasadas las dos primeras semanas donde la vacuna hace efecto, ya no hay nada que hacer y la muerte es rápida e irremediable. Otro de los mayores bulos que se han escuchado alguna vez y que ha sido ampliamente difundido por aquellos que son contrarios a las vacunas es que la triple vírica (una vacuna contra sarampión, paperas y rubeola) ha provocado casos de autismo. No solo es mentira, sino que es el resultado de un fraude planeado por un médico deleznable. En 1998 una persona despreciable llamada Andrew Wakefield publicó un estudio falso en el que afirmaba que la vacuna triple vírica causaba autismo. Aquella publicación causó un gran revuelo y muchos sectores de la sociedad estadounidense comenzaron a oponerse a la vacunación.
Unos años después, y cuando el bulo ya corría por todos lados, el Consejo Médico de EEUU desmontaba todo el engaño y demostró que Wakefield actuó al realizar ese estudio “deshonesta e irresponsablemente“, “mostró un cruel desprecio” por el sufrimiento de niños y jóvenes al someterles a pruebas innecesarias, “abusó de su posición de confianza” y “provocó el descrédito de la profesión médica“. Todo era mentira. Wakefield fue expulsado del Colegio de Médicos y más tarde por fin pudimos saber que su plan era ganar millones de dólares infundiendo miedo. Aun así, aunque todo lo que hizo este sinvergüenza fue para hacerse millonario y fue un fraude, hoy en día todavía hay gente que no lo sabe y sigue creyendo que las vacunas provocan autismo. Una vez que un bulo comienza a andar es muy difícil pararlo aunque se demuestre una y mil veces que es mentira, la verdad no llega tan rápido como el bulo. Y aquí llega otra de las patas de todo este desaguisado, una de las muchas formas en que se extiende la desinformación y los bulos: Los medios de comunicación. Que unos padres decidan no vacunar a su hijo y que el pequeño enferme de difteria, en un país donde esa enfermedad no aparecía desde hace 28 años, es noticia. Y es normal que los medios de comunicación se hagan eco de este suceso. Pero lo que no es de recibo es que, por conseguir lectores y audiencia, monten un debate y una polémica que no existe amparándose en la puñetera equidistancia. No hay ningún debate abierto sobre las vacunas. Igual que no hay un debate sobre si fumar es bueno o es malo. Sin embargo, muchos medios ganan audiencia con las peleas, las tertulias donde no se entiende a nadie porque montan su show a grito pelado y los debates con posturas enfrentadas. Es la estúpida idea de que hay que dar voz a todas las partes, como si todas las opiniones fuesen iguales y tuviesen el mismo rigor. No, lo siento, pero no… No todas las tonterías que surgen en cualquier esquina tienen el mismo peso y la misma importancia, y no hay que darle voz al experto de turno apoyando su correspondiente chifladura. Por ponerle salsa rosa a la información, por buscar el espectáculo en lugar del rigor, por venderse al bullicio y el jaleo de traer al plató a cualquier personaje estrafalario poniéndolo a la misma altura que un profesional que ha dedicado décadas de su vida a la investigación, por esto y por mucho más, muchos medios de comunicación están engañando a la sociedad. Están haciendo creer a la sociedad que hay dos posturas en igualdad de posiciones, creando una sensación general de que el tema no está claro o de que hay dudas, simplemente para vender polémica y ganar audiencia en el enfrentamiento. ¿Por qué hay que invitar a un programa de televisión o de radio a un investigador geólogo y enfrentarlo en un debate con un chalado que afirma que la Tierra es plana?, ¿Deberíamos realizar una tertulia entre un médico colegiado y alguien que dice que los niños vienen de París? O quizá sea eso, quizá el siguiente paso en los periódicos y televisiones del mundo sea juntar estupidez y conocimiento, mezclarlo todo y presentarlo al público como si todo fuese igual. Y sobre esa idea de que la “industria farmacéutica” es un ente malvado que quiere conquistar el mundo, como si fuese una especie de sociedad secreta en una novela de James Bond. Sí, algunas farmacéuticas no se comportan de manera ética, hay muchos ejemplos en el pasado y los sigue habiendo en la actualidad. Y sí, deberían hacerse responsables de multitud de actuaciones fraudulentas, monopolísticas e insolidarias. Para eso necesitamos de nuestra actuación como sociedad moderna, para denunciar abusos y llevar hasta la justicia esas actuaciones. Pero ya está bien de meterlo todo en el mismo saco. Hay que intentar ser objetivo y considerar los avances que la investigación farmacéutica nos ha reportado. No hay que olvidar a la ligera que cuando se habla de “industria farmacéutica” también estamos hablando de miles de personas que dedican su vida a investigar cómo erradicar enfermedades y hacer que nuestra calidad de vida sea mejor que en el pasado. La idea de que hay que volver a “lo natural” es una idea tan estúpida como desinformada. Las modas irresponsables de terapias naturales, basadas en conceptos milenarios y legendarios son un terreno peligroso. Basta con mirar la mortandad y la esperanza de vida que teníamos hace unos siglos cuando todo era tan natural. Si alguien quiere vivir en un mundo sin penicilina, sin medicamentos o sin investigación farmacológica, allá él, pero conmigo que no cuente. Y sí, las farmacéuticas ganan dinero. Se podría entrar a valorar ampliamente el tema y buscar formas para mejorar el sistema actual, o cómo erradicar algunas prácticas intolerables, pero ganar dinero buscando la solución a enfermedades, me parece tan respetable, o más, que ganarse la vida vendiendo zapatos o refrescos. Y sí, las farmacéuticas son un negocio, pero si vas a dejar de vacunar a tus hijos por este motivo, te contestaré con la frase del célebre Doctor House en la serie de televisión: ¿Sabes qué negocio también gana mucho dinero estos días? El negocio de los ataúdes para niños. Como padre tú eres el responsable de lo que le ocurra a tus hijos y no me cabe duda de que quieres lo mejor para ellos. Hoy por hoy, la opción de vacunar es inmensamente mejor que la de no vacunar. Si aún tienes dudas, te recomiendo que leas este artículo de José Ramón Alonso titulado: ¿Dudas si vacunar a tu hijo?


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