Desde que en 1914 se alistó en el ejército revolucionario del general Venustiano Carranza, donde alcanzó el grado de capitán, la vida de Siqueiros fue hasta el final un constante combate revolucionario. Siempre estuvo en primera línea hasta ampliar su campo de acción a toda América.
Ingresó en el Partido Comunista en 1922 y, a diferencia de otros artistas revolucionarios mexicanos como Rivera, se puede decir casi con toda seguridad que desempeñó un papel determinante en el asesinato de Trotsky. Siqueiros puso el mismo ardor en arte que en política y a él se debe el arranque del muralismo mexicano, primer estilo genuinamente americano que como tal inspiró lo mejor del arte posterior de este continente, incluido el expresionismo abstracto, pues su huella en el primer Pollock es indudable.