Artista: David Byrne
Álbum: American Utopia
Año: 2018
Género: Rock alternativo
Duración: 37:25
Nacionalidad: Inglaterra
A fuerza de retorcer el pop, abrazar la world music y más tarde denostarla, y enredarse en proyectos tan dispares como unos diarios ciclistas o un sesudo tratado sobre musicología, David Byrne no ha hecho más que reforzar ese estatus de creador escurridizo que empezó a cultivar al frente de Talking Heads y que ha cobrado aún más fuerza en una carrera solista repleta de aventuras colaborativas.David Morán
Con todo, hacía catorce años que el escocés no firmaba un álbum en solitario propiamente dicho, por lo que “American Utopia” pasa por ser el feliz reencuentro con un Byrne que, si bien no está solo –por aquí desfilan, entre otros, Brian Eno, Sampha, Daniel Lopatin (Oneohtrix Point Never), Jack Peñate, Jam City y los productores Rodaidh McDonald y Thomas Bartlett–, sí imprime su sello a esta utopía de melodías desfiguradas, ritmos quebrados y versos irónicos llamados a desmitificar el sueño americano.
Así, “American Utopia” se presenta como un disco agridulce y desengañado, un trabajo de acabados extraños y súbitas erupciones de ritmo luminoso (“Every Day Is A Miracle” y “Everybody’s Coming To My House” encabezan la nómina) con el que Byrne pasea por la cara menos amable del capitalismo entre pinceladas de pop cubista, injertos electrónicos y canciones protagonizadas por balas, pollos y surtidores de gasolina. Un álbum de brillo desigual pero con momentos realmente logrados (el estribillo de “Gasoline And Dirty Sheets”, el tono funerario de “Here”, los arabescos rítmicos de “It’s Not Dark Up Here”...) que mantiene intacta la condición de Byrne como aventajado investigador de los alrededores del pop.
Como si la canción fuese un envase que se puede reciclar ad infinitum, cada vez David Byrne grabó un disco hizo de la combinación verso-estribillo una forma capaz de albergar cualquier tipo de contenido. Incluso en sus obras más aventuradas (Fear of Music con Talking Heads y My Life in the Bush of Ghosts, ambas en sociedad con Brian Eno), esa estructura básica puede percibirse de manera más o menos explícita, sea sobre la letra un poema dadaísta ("I Zimbra") o sobre un collage avant funk con el parlamento de un exorcista neoyorquino ("The Jezebel Spirit"). Lo que parece haberle importado siempre es cómo conducir las melodías.
Pero lo cierto es que David Byrne, formalista ortodoxo, no siempre necesitó tensar tanto los límites de la canción: American Utopia, su primer disco solista en 14 años, tiene intenciones mucho más modestas que las antes mencionadas. Porque aunque Brian Eno figure como co-compositor en ocho de sus diez canciones, todo suena compacto, abrazable y sin pretensiones. El arranque, de hecho, deja las cosas bien claras: "Bailo así / Porque se siente jodidamente bien / Si pudiera bailar mejor /Bueno, vos sabés que lo haría", canta en un estribillo robótico.
(Pero... ¿podría David Byrne bailar mejor? Difícilmente).
Conforme avanza el disco, se revela que la utopía americana a la que refiere el título no es una ironía en tiempos de Trump sino un recorrido poptimista por la belleza de las pequeñas cosas, el ejercicio favorito de David Byrne. Sin embargo, y a pesar del clímax esperanzador en los aires cuasi gospel de "Every Day Is a Miracle", American Utopia flaquea al combinar composiciones simples con orquestación ecléctica. El ex Talking Heads va del dramatismo de aliteraciones simplonas en "Dog's Mind" a los ritmos latinos que remiten a Rei Momo en "It's Not Dark Up in Here". "Hay una sola forma de mirar TV", canta aquí quien en 1986 decía "Nací en una casa con la televisión siempre encendida". Se trata más de una reformulación de material conocido y diverso que de la búsqueda de algo novedoso.Sebastián Chaves
Para el final de lo que serían ambas caras del vinilo, Eno le deja su lugar a Daniel Lopatin (alias Oneohtrix Point Never), y con él llegan los momentos de mayor introspección y expansión. En "This Is That", el productor radicado en Brooklyn provee un pasaje sombrío pero sin rastros de violencia, como si Trent Reznor grabara el próximo disco de Nine Inch Nails en una juguetería. En "Here", el tema que cierra el álbum, Byrne deja en claro cuál es su deber en el mundo: "Aquí el sonido está organizado para que las cosas tengan algo de sentido", canta en una nueva referencia a Talking Heads.
Antes de que todo llegue a su fin, sin embargo, se despacha con "Everybody's Coming to My House", el tema con contextura de hit del disco (no por casualidad fue el single adelanto). Entre arreglos de viento y beats electrónicos en plan LCD Soundsystem, pasea su fraseo característico con agudos al borde de la desafinación indie. "Sólo somos turistas en esta vida / Sólo turistas pero el paisaje el lindo", canta en ese balance con saldo positivo. American Utopia no será su trabajo más inspirado pero el mensaje que transmite parece más que necesario en tiempos de grietas eternas. En una misma canción, Byrne asegura primero que "Todos los días son un milagro" y después que "El Papa no significa una mierda para un perro". Es una cuestión de perspectivas, pero en ambos versos tiene razón.
Perfecto para que escuchen en el fin de semana!
Una perfecta y necesaria utopia.Alejandro Ramírez
Desde mi nacimiento y hasta mi inducción al mundo de la música desde diferentes trincheras he tenido conciencia de que David Byrne es un genio, tal y como Cheyenne, el personaje del film This Must Be The Place se lo dice frente a frente en un cameo entrañable, en un ánimo de ferviente devoción que le profesamos hasta la fecha por su legado en Talking Heads, Luaka Bop o How Music Works, y recientemente por su esperado regreso a los escenarios y una nueva obra digna de admirarse: American Utopia.
Por eso “I Dance Like This” es el perfecto primer aliento después de un coma, de una ausencia doliente, de una larga espera que se ve recompensada desde el primer verso y hasta el primer cambio dramático de ritmo que nos lleva de la calma a la tormenta de sonidos crudamente procesados, la voz robótica que nos conmueve, los pulsos dramáticos en el comienzo por una maravillosa travesía musical.
“Gasoline And Dirty Sheets”, tanta gente por todos lados, tanto que hacer en tan poco tiempo, tanta información que nos aqueja, tanto sentimiento que debería alentarnos y no lo hace, el intento por recuperar la humanidad perdida en monitores: la respuesta no está a un clic de distancia. La impecable producción de Brian Eno, las adecuaciones perfectas entre el ritmo y los ambientes, el innegable ritmo Byrne, la tónica para un baile discreto al compás de “Everyday Is a Miracle” y su poesía difusa, pero alentadora: “Every day is miracle, every day is an unpaid bill, you've got to sing for your supper, love one another”. Deja de pensar y comienza a sentir, deja de preocuparte y comienza a vivir.
“Dog's Mind” como el sueño irrealizable de vivir como las mascotas que nos salvan cada día, sin preocupaciones, con la ansiedad por vivir y querer, con la necesidad de sentirnos seguros y asimismo cuidar a quien nos procura. Las ruedas del progreso que giran, la realidad que es ficción, lo que los tiene sin cuidado, cuerdas artificiales y beats discretos en una gloriosa sinfonía que nos hará soñar y sonreír todo el día, tal cual Polly, o como se llame tu perrito. “This Is That” y su extraño sabor a The Knife, y esa voz que nos guía por caminos de auto descubrimiento: ten conciencia de quién eres antes de qué pretendes ser. “It’s Not Dark Up Here” y esa sensación efervescente y colorida que provoca desde siempre el Sr. Byrne (o su majestad, su alteza, como quieran llamarle) al encender esa llama por dejarnos llevar a su ritmo, bailar sin pena ni coreografías establecidas, solo liberarnos, que la somática del cuerpo sea para aliviarnos, que el movimiento sea un perfecto desfogue. Los ritmos del mundo que nos quisieron vender en compilados absurdos encuentran su cauce en aquella persona en la que los conjuga de manera perfecta.
“Bullet” para entender la teatralidad que impregna Byrne hasta en sus piezas más simples, “Doing The Right Thing” y la voz siempre mutante, del drama al impresionismo, ese eterno arlequín que canta muy cerca de nuestros oídos, que devanea entre bongoes y violines, que se detiene por instantes para recitar elegantemente, que sigue el hilo conductor perfecto entre el ritmo y la armonía. “Everybody's Coming To My House” como perfecta alegoría para entender la maravilla a la que nos enfrentamos: su alegría necesaria, su ejecución impecable, la creatividad intacta, un bello y colorido collage de formas y tendencias, de texturas indelebles, microtonos y altas notas, instrumentos que incluso cuesta trabajo percibir, pero que encajan perfecto en cada pieza.
“Here”, una región de absolutos detalles, el final perfecto para un compilado glorioso, las frases correctas para centrarnos en el ahora, lo que anhelamos, lo que debemos solucionar, la información que debemos evitar, los rumores de la oscuridad, la seguridad que siempre ansiamos. Aquí, intentemos, hacer un lugar feliz ante la confusión, aquí y ahora, debemos ser sinceros y atenernos a nosotros mismos, a salvarnos primero antes de intentar salvar a quien no quiere ser salvado: “As it passes through your neurons, like a whisper in the dark, raise your eyes to the one who loves you, It is safe right where you are”.
Lista de Temas:
1. I Dance Like This (3:34)
2. Gasoline And Dirty Sheets (3:20)
3. Every Day Is A Miracle (4:46)
4. Dog's Mind (2:30)
5. This Is That (4:31)
6. It's Not Dark Up Here (4:11)
7. Bullet (3:10)
8. Doing The Right Thing (3:39)
9. Everybody's Coming To My House (3:30)
10. Here (4:14)
Alineación:
- Rodaidh McDonald / keyboards (1-3,6,8,9), percussion (1,6), arrangements (2-5,10), drum programming (2-9), strings (7)
- Brian Eno / keyboards (6,8), drum programming (1,8), vocoder & backing vocals (1), celesta, brass, whistling & vocal Fx (6), percussion (6,9), rhythm guitar (9)
- Daniel Lopatin / keyboards (4,5,8,10), drums (4,5,10), synths & bass (4), strings (8)
- Thomas Bartlett / piano (1), Mellotron (1,2)
- Joey Waronker / tom & snare (1)
- Alex Epton / drum programming (2,6,8), synth stabs (3), bass (7), cymbals (8), shaker (9)
- Isaiah Barr / sax (2,9)
- Jack Peñate / keyboards (2,3,7), bass & drums & shaker (3), backing vocals (2,7)
- Happa / drum programming (2,3,9), synth solo (9)
- Jamie Edwards / sitar samples (2)
- Nathan Jenkins / harmonica solo & voices (2)
- Jaakko Savolainen / guitar, bass & synth (2), keyboards (3)
- Magnus Bang Olsen / piano (3)
- Ben Anderson / cymbal (3)
- Jam City / synth stabs, guitar & drums (3)
- Ben Reed / live bass (3,9)
- Koreless / drums (3)
- Joe Williams / harp (5)
- Ariel Rechtshaid / flexatone (6)
- Mauro Refosco / percussion (6,8,9), talking drums & bongos (7)
- Airhead / drums (7)
- Thomas Bartlett / Mellotron (7,9)
- Brian Wolfe / drums (8)
- Ethan P Flynn / synths (9)
- Sampha / piano (9)