David González: Así llegan los crímenes (16):

Publicado el 13 diciembre 2014 por David David González

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una poeta en lengua inglesa, de cuyo nombre ni me acuerdo ni, como Cervantes, quiero acordarme. Pero no se me olvidan, eso no, nunca, ni el color ni el perfume de su chumino. Me escribió un correo electrónico en inglés, con poemas de su cosecha, y yo le respondí en castellano. Luego, empezó a enviarme fotos suyas vestida, pero muy estimulantes y provocativas. Después, al poco tiempo, ya se trataba de imágenes, imágenes artísticas, en las que aparecía desnuda, recostada en una gran cama de fuerte personalidad india o tibetana. Más tarde, instantáneas en primer plano de su coño y de sus dedos, masturbándose, con las bragas por los tobillos, como en el dibujo de la cubierta de El Clic, de Milo Manara. Una ilustración, por cierto, que me excita, me pone, bastante más que muchas mujeres de carne y hueso.  Finalmente, nos conectamos a Skype y terminamos practicando sexo digital, a miles de millas de distancia el uno del otro. Genial. En una de esas sesiones de sexo virtual, me fijé en sus bragas y se me antojó un capricho: Mastúrbate con ellas puestas, le dije, y no te las quites para dormir, le dicté, y mañana, le pedí, me las envías por correo postal. Dicho y hecho. Venían, selladas al vacío, dentro de una bolsa de plástico, dentro, a su vez, de un pequeño sobre acolchado. Eran, son, unas bragas caras, de lujo. Todavía las conservo. Pero ya no huelen a nada.


David González.

13/12/2014


Lee el capítulo anterior de Así llegan los crímenes:

ASÍ LLEGAN LOS CRÍMENES 15