23 LA ESPERA
cada persona es un mundo:
esperemos que no sea éste:
Nota de DG: El título, La espera, se lo puse para incluirlo en Sembrando hogueras (2001). Está en alguna de mis antologías personales.
24 LOS TRAPOS SUCIOS
Una de mis tías, M., murió en casa de los suegros, en el cuarto de los invitados. Mi madre me había dicho una vez, refiriéndose al lugar:
Esto es deprimente, David.
La habitación era asquerosa,y daba a un patio de luces todavía más asqueroso. La ventana siempre estaba cerrada, la persiana a medio subir,y los visillos corridos. A mi tía tenían que bajarla casi todas las mañanas en una silla por las escaleras hasta la ambulancia, que estaba esperándola en la calle, delante del portal, para llevarla al Hospital Central a sufrir radiaciones. Primero le extirparon uno de los pechos,y a los dos años o así, el otro. Pero no hubo manera. Los suegros y el marido estaban con ella cuando murió. Por lo que se ve, intentó incorporarse, apoyándose sobre los codos,y su suegro, un cabrón de mierda que quiera Dios que a la hora de morir sufra todas las ánimas del purgatorioy que yo esté allí para verlo, dijo: Ya está. Menos mal que por fin se acaba esta historia..
La cabeza de mi tía aún no había tocado la almohaday ya tenía un brazo por detrás del cuello, una mano destapándole las sábanasy otro brazo por detrás de las rodillas; total, que la levantaron en el aire, sacaron a toda prisa sábana, colchas y mantasy las arrojaron a la lavadora. Esa tarde, uno de los sobrinos de mi tía, un quinqui de esos que andan por ahí, estaba preguntándole a su tío:¿Y qué vas a hacer con todo ese mogollón de pastillas que te han sobrado?
Se refería a los comprimidos que le daban a mi tía para calmarle el dolor, Buprex, me parece que se llamaban.¿Y qué quieres que haga con ellas? Pues tirarlas a la basura, ¿por?
No, por nada, es que es una pena, están puliéndolas en la calle a un talego cada una.
Cuando me abrí de aquella casa la lavadora seguía funcionando a todo trapo,y según tengo entendido estuvo funcionando hasta bien entrada la noche. Nota: Este título, Los trapos sucios, se lo puse para incluirlo en mi libro Ley de vida (1998). Y aparece también en el volumen 1 de El lenguaje de los puños (2014). A propósito de esto, he de decir que es casi como una marca de estilo el trasvasar poemas de algunos libros a otros, como una forma de dar a entender que ya cambie de temática o de registro o de tono, mi voz, de algún modo, sigue siendo la misma a lo largo de los años y de los libros. Así ha de entenderse. David González en Gijón Exprés (1995).