David Lodge
Los blogs que sigo (véase barra lateral) son un estímulo intelectual y una continua fuente de inspiración. Leía hace unos días una interesante entrada de El niño vampiro, en la que mencionaba -elogiosamente, no habría podido ser de otro modo- a un autor que me gusta mucho, David Lodge. Aunque conocido sobre todo por lo que se han denominado sus "novelas de campus", unas obras muy muy divertidas que ya he mencionado en alguna ocasión aquí, Lodge es un escritor con muchas más facetas: excelente ensayista y teórico literario (su El arte de la ficción es una obra canónica en el campo de la teoría literaria), ha escrito también varias novelas que mezclan el retrato de costumbres con algún elemento autobiográfico (Noticias del paraíso, Fuera del cascarón, La vida en sordina...) y aún otras más que resultan de aplicar el arte de la novela -que él maneja de forma consumada- a la biografía de algunos escritores relevantes, como H.G. Wells (A Man of Parts, por desgracia no traducida aún al español) o Henry James (¡El autor, el autor!). No puedo decir que haya leído la totalidad de su producción, pero sí una buena parte de ella, y tengo la firme intención de llenar los huecos que aún me quedan. Es también un escritor que debería, en mi opinión, gozar de un reconocimiento crítico más amplio del que tiene ahora. Según mi experiencia, cuando su nombre surge en alguna conversación entre personas más o menos leídas, en el peor de los casos apenas les suena; en el mejor, dicen "Ah, sí, ese las novelas de campus tan graciosas". (De nuevo esa manía de considerar que lo gracioso es contrario a lo culto, y de que escribir con gracia es fácil: no señor, es rematadamente difícil. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.)La Universidad de Birmingham, donde Lodge impartió
clases durante más de veinte años