Año: 2016
Editorial: El Transbordador
Género: Novela de fantasía/ciencia ficción
Valoración: Muy recomendable
En un futuro donde la Nueva Inquisición ha sumido al mundo en una especie de neomedievo al prohibir el uso de la tecnología, Bastián, un joven con capacidades extrasensoriales, asediado por sueños desconcertantes y tal vez premonitorios, recibe la visita de dos tennen —poderosos paladines del bien y la justicia— que lo invitarán a acompañarlos y pasar de una precaria supervivencia como ladrón a una vida cargada de acontecimientos inimaginables.
Bajo las enseñanzas del comandante Lux.Zu, en la fortaleza de Albemuz, aprenderá las diversas técnicas tennen sin saber que forma parte de un complejo y misterioso plan que pretende desbaratar una confabulación para acabar con todo lo que suponga una amenaza al atenazado sistema establecido. La aventura sumergirá a Bastián en un viaje directo a la esencia misma del Mal, a la esencia misma del Bien y a la esencia misma de sí mismo en un laberinto onírico tal vez sin salida.
Soy un lector perezoso. Lo reconozco. Esta confesión debería ir acompañada de mi imagen en penumbra y mi voz distorsionada pero la hago así, a pecho descubierto. Leo mucho, sí, pero cuando tengo que enfrentarme a un libro de un número considerable de páginas no puedo evitar que me invada una sensación de desasosiego, debido al tiempo que sé que tendré que invertir en su lectura. Hago acopio de valor y rezo a los dioses (en los que no creo), pidiéndoles que me hayan enviado una lectura que dé por bien empleada la inversión. Me encanta estar horas y horas leyendo, pero si he de perder el tiempo con un mal libro mejor que sea corto, creo que en eso estaremos todos de acuerdo. No obstante, si un libro engancha, la extensión es lo de menos y todos esos temores (prejuicios personales, he de reconocerlo) desaparecen como por ensalmo. La novela que traigo hoy a Libros Prohibidos es un buen ejemplo de esto último.
Cuando Pilar Márquez, editora de El Transbordador, contactó conmigo para ofrecerme participar en la presentación de Laberinto Tennen en Sevilla, mi pánico interno se activó de nuevo. Más de cuatrocientas páginas para una historia que pintaba bien, eso era innegable, pero que no sabía si me iba a gustar o no. Imaginad el dilema: me había comprometido no solo a leer el libro, sino también a presentarlo. ¿Qué pasaría si no me gustaba? Con lo mal que se me da fingir…
Con todo eso pululando por mi cabeza y habiendo decidido ser honesto, como no podía ser de otra forma, y que en caso de no gustarme el libro se lo haría saber a la editora, comencé la lectura del libro de David Luna Lorenzo. Unos minutos después, mis temores se habían disipado y me encontraba inmerso en una lectura fascinante. Así de fácil (y difícil de lograr para un escritor, todo hay que decirlo).
Más allá de la sinopsis, poco es lo que se puede contar de la historia de Bastián (que no Bastian). En un mundo posapocalíptico, Bastián (que no Bastian, insisto) es un chico que malvive en Tolte formando parte de un grupo de ladronzuelos explotados por Feron. Sufre unas pesadillas recurrentes en las que se repiten escenas a las que no encuentra explicación y posee una extraña habilidad para el hurto y para ver más allá que el resto. La visita de dos tennen, Jolm.Os y Veg.Is, cambia su vida para siempre y le lleva a vivir numerosas aventuras que no pretendo destripar aquí.
En un principio, la historia puede parecer un tanto simple: el camino del héroe, el típico niño que descubre que está destinado a hacer cosas importantes, unos guías que le ayudan a recorrer ese camino, la eterna lucha entre el Bien y el Mal… Todo eso está presente al comienzo de la obra y se mantiene latente en todo momento, pero la historia que cuenta David Luna va mucho más allá y posee numerosas claves que la hacen particularmente interesante.
La Nueva Inquisición ha prohibido el uso de la tecnología (aunque a lo largo de la lectura comprobamos que eso no es exactamente así, no al menos para todos), sumiendo a la sociedad en una especie de neomedievo. La organización está muy bien retratada y refleja la fascinación del autor por la Inquisición, entendiendo el término fascinación en su justa medida, como interés puramente histórico, sin ningún tipo de filia hacia la barbarie.
Opuestos a ella, los tennen son los custodios de un saber milenario cuyos preceptos están basados en una filosofía que se asemeja bastante a lo que conocemos como filosofía zen, incluyendo conceptos tan atractivos como los círculos, la meditación, los métodos de relajación… Los tennen son los encargados de instruir a Bastián y guiarlo hasta su destino.
Ya que es mejor no destripar mucho más la trama argumental del libro, quiero incidir en otros aspectos que hacen de este libro una lectura más que recomendable. Para empezar, es muy importante destacar el doble nivel de lectura que contiene; por un lado, Laberinto Tennen puede ser leído como un entretenido libro de aventuras. No obstante, el autor se ha encargado de dotar a su obra de un segundo nivel de lectura, presente en muchas de las escenas y diálogos entre los personajes, en la forma de ver la vida de los tennen (la experiencia con la filosofía zen del autor queda perfectamente plasmada), las enseñanzas de Lux.Zu, las conversaciones entre el comandante tennen y Bastián…
Son muchas las claves que pueden pasar desapercibidas, pero que emergen con una lectura atenta: el simbolismo del backgammon, el juego más antiguo y cruel del mundo; los círculos, historias y confluencias de los personajes; el contraste entre la luminosidad de algunas de las escenas y la oscuridad y violencia de otras… Como curiosidad, el autor incluye numerosas referencias de emplazamientos reales para nombrar los lugares en los que se desarrolla la novela: Tolte, Marviso, Ciudad Matriz, las plazas de la diosa de la fecundidad y del dios de los océanos, el río Mazia… Animo al lector a seguir indagando en estas y otras muchas referencias (también a obras como Oliver Twist o La historia interminable, por poner solo dos ejemplos) repartidas por todo el texto.
La escritura de David Luna es muy correcta y hace un buen uso del vocabulario, logrando que la lectura avance con fluidez y no decaiga en ningún momento. A esto contribuye también la construcción de la novela mediante capítulos cortos, introduciendo al final de muchos de ellos eficaces cliffhangers, muy sutiles pero nada excesivos. La confluencia de las distintas historias y la relación entre los personajes, así como la dosificación de la información que el autor desea transmitir en cada momento, están muy medidas y aportan un valor añadido que da solidez al conjunto.
Otro de los puntos fuertes de Laberinto Tennen, uno de los más sorprendentes quizás, es la construcción de los personajes. Pese a que el protagonismo principal se centra en Bastián, los tennen y algunos más, son alrededor de cuarenta los personajes que aparecen a lo largo de la obra, todos bien definidos y con una función determinante en el desarrollo de la narración. Durante la lectura se tiene la sensación de que casi con cada uno de ellos se podría generar una nueva historia completa. Este es otro de los grandes aciertos del autor: presentar una novela cerrada, autoconclusiva, pero al mismo tiempo crear un universo con posibilidades casi infinitas, gracias a la buena construcción de los personajes que la integran.
El autor logra que no quede ningún cabo suelto al final de la historia; pese a asumir un riesgo importante al presentar diferentes tramas y personajes, todos confluyen a lo largo de la narración hasta alcanzar un cierre bien resuelto.
No me gustaría obviar el gran trabajo de edición realizado por la editorial El Transbordador con esta obra. Tapa dura, guardas rojas, cuidada maquetación y espectacular ilustración de portada, obra de Juan Alberto Hernández.
Estamos ante la primera novela de David Luna Lorenzo, joven escritor toledano que afirma no haber escrito de forma regular hasta el año 2013 pero que desde entonces no ha dejado de cosechar premios. Como afirma Juan Antonio Fernández Madrigal en el estupendo prólogo de la obra, es un autor que tiene casi tantos premios como relatos publicados. Por poner solo un par de ejemplos, se hizo en 2016 con los prestigiosos premios UPC de ciencia ficción (por su novela Éxodo (o cómo salvar a la reina), obra que será publicada este año por Apache Libros) y el Domingo Santos (por La fiebre), convirtiéndose en el primer escritor que gana ambos galardones el mismo año.
La vida es un laberinto. Intentamos recorrerlo con la mayor dignidad posible y a veces debemos tomar decisiones difíciles que nos llevan a situaciones y lugares inesperados. La aventura de Bastián y los tennen es, en clave de ficción, un fiel reflejo de ello. Y la confluencia de diferentes géneros como la fantasía, la ciencia ficción e incluso el terror hacen de Laberinto Tennen una lectura muy recomendable.
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