Al Gore y Pharrell Williams en una coferencia conjunta el primer dia del Foro de Davos / EFE
Esta es aquella semana en que cada año, entre esquíes y nieve, los hombres más ricos del mundo se reúnen en Davos (Suiza) para debatir las políticas económicas que deberían regir en el transcurso del año en todo el planeta. Este 2015 son 2.500 personas que debaten el futuro de los 7.000 millones de habitantes que tienen el mundo.
¿Quién va a Davos? Pues bien quien puede pagárselo, claro. En el Foro Económico Mundial de Davos hay diferentes categorías y no todas cuestan lo mismo, la entrada de membrecía corporativa costaba hasta ahora 673.000 dólares (unos 600.000 euros), pero este año estaba previsto que los organizadores aumentaran este cifra, según anunció la agencia especializada en economía Bloomberg. Para una entrada de ejecutivo estándar se debe pagar alrededor de 20.000 dólares (17.654 euros).
Este año, en total, van 40 Jefes de Estado como la alemana Angela Merkel, el francés Françoise Hollande o el chino Li Keqiang. En el caso de España, Mariano Rajoy no va, pero en su lugar asiste el ministro de Economía, Luis de Guindos. Quien nunca falla a la cita, es la familia Botin del Banco Santander. Hasta ahora, iba Emilio Botin, pero tras su muerte en septiembre de 2014, este año acudirá su hija Ana Patricia Botin y actual presidenta de la entidad financiera.
Obviamente, al encuentro no falta Bill Gates ni Jack Ma Yun, el Bill Gates asiático creador de alibaba.com el Amazon chino. En total, hay representantes de 1.500 empresas. También hay la presencia de ex políticos como Bill Clinton, que tienen una fundación destinada a mejorar la salud y el bienestar de las personas, o quien fue su vicepresidente Al Gore, reconvertido en un luchador contra el cambio climático. Y es que Davos también reluce el negocio de la filantropía, es decir, cómo enriquecerse ayudando a los demás, como denuncia el periodista Andy Robinson en su recomendable libro “Un reportero en la montaña mágica”.
Uno de los que no suele perderse el certamen es Bono, cantante de U2, que ofrece campañas para ayudar a África. Este año, Davos cuenta con la asistencia del cantante Pharrell Williams, conocido por su popular canción Happy.
Asimismo, hay 800 representantes del sector público o de organizaciones no Gubernamentales como es Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam, precisamente, una ONG que cada año antes del inicio de Davos publica un informe sobre la inequidad mundial.
Según el estudio, las 80 personas más ricas del mundo tienen una riqueza neta de 1,9 billones de dólares, la misma riqueza que la mitad de la población mundial más pobre: 3.500 millones de personas. Otro de los datos que revela el estudio es que la fortuna de los más ricos va en aumento desde 2010 y, si sigue a este ritmo, en 2016 el 1% de la población concentrará el 50% de la riqueza mundial. En 2014, este 1% poseía el 48%. Así que el 99% de la población no puede ir a Davos.
¿Qué les preocupa a los más ricos?
Este 2015, la 45 edición del Foro Económico Mundial de Davos lleva por nombre “El nuevo contexto global”. Y es que este año, tal vez más que nunca y ha acentuado por los atentados de París, el panorama geopolítico marcado por la situación en Ucrania, la guerra de Siria y la expansión del Estado Islámico (EI) se ha puesto en primer plano de la palestra. Así pues, la seguridad ha cogido un papel tan relevante en esta edición que, precisamente, el presidente Hollande tenía previsto hablar hoy sobre cambio climático, pero ha decidido cambiar su discurso y centrarlo en el avance del yihadismo.
Además, la permanente crisis económica y el estancamiento de la UE era otro de los debates en el Foro de Davos, que empezó el miércoles 21 y termina mañana sábado 24. Precisamente, en este sentido y con ánimos de calmar a los mercados, ayer el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció un plan para comprar activos públicos y privados por 60.000 millones de euros al mes durante dieciséis meses, de marzo de 2015 a septiembre de 2016. Una carga que el BCE repartirá conjuntamente con los bancos centrales de cada uno de los países. Los rescatados Grecia y Chipre han quedado excluidos de este plan.
Pese a las reticencias de Alemania, Draghi pisó el acelerador y el resultado, por el momento, le ha salido según sus planes: subieron las bolsas, la que más la de Milán, más de 2%, el euro redujo su valor y, por ende, es más competitivo enfrente del dólar y se redujo la prima de riesgo (la diferencia entre el bono alemán y el español) que descendió de la barrera de los 100 puntos situándose a los 95.
Ahora, Davos mira hacia un día después, el domingo 25, cuando hay elecciones en Grecia y todas las encuestas pronostican que ganará el partido de izquierdas Syriza. Su líder, Alexis Tsipras, ya ha anunciado que si asume la presidencia revisará la deuda griega y los términos de pago.
Precisamente, este temor ya viene desde el año pasado cuando Davos se centró en la desigualdad mundial. En ese entonces, a los hombres más ricos les preocupaba que el incremento de la pobreza y el desempleo perjudicaran al consumo de las familias y, por ende, hubiera un menor dinamismo económico. Pero, además, les preocupaba que la situación económica implicara un incremento de la tensión social como las manifestaciones del 15-M o el Occupy Wall Street y que esto se pudiera traducir en el panorama político, como puede pasar si gana Syriza.
Por eso, los hombres de Davos ahora tienen la mirada puesta en Grecia y en noviembre en las elecciones españolas, donde el partido Podemos, de Pablo Iglesias, que apuesta por reducir las medidas de austeridad e incrementar el gasto social, se perfila como uno de los favoritos.