María Alejandra Díaz.- El desprecio por los derechos del hombre, es inherente al hiperliberalismo mundial, una especie de biototalitarismo global que contamina y enferma la dinámica social, globalizando el horror y el sufrimiento humano.
Los capos del Capitalismo a través de sus instituciones, gestan, modifican y usan leyes, así como los organismos internacionales a su conveniencia; sino veamos el ejemplo de la ONU: teniendo el control del cartel mediático y gobiernos fantoches del mundo, pueden intervenir con descaro en cada rincón del planeta, moldeando países a su conveniencia y sometiendo a sus pueblos a una especie de neo esclavitud y neocolonialismo, disolviendo toda identidad, sustancia, acervo y sentido de patria.
Para ello cualquier método es útil: bombardeos, terror, mentiras, secuestros, bloqueos y boicots económicos, corrupción; escenificándolo en sus medios, con la coartada de la protección y garantía de los derechos humanos. Gracias a la aplicación de estas nuevas formas de guerra, destruyen los Estados Nación, convierten en títeres a los gobiernos y en adoradores del Dios Capital, caotizando al sistema nación y sus componentes: política, religión, economía, cultura, ambiente… sociedad.
Diseñan y crean condiciones para el tutelaje a través de esas instancias multilaterales, atacando la autodeterminación de los Estados, solapando, encubriendo y utilizando esa supuesta “defensa de los derechos humanos” para destruir, lo verdaderamente humano, lo vivo.
La soberanía, la independencia y la autodeterminación son obstáculos – el katechon 2Tesa2-6- que impiden a la gobernanza mundial destruirnos; sin ellas no existe base real ni sustancial que sostenga derecho humano alguno; seríamos borrados por intereses corporativos escondidos en esa multilateralidad creada para estandarizarnos con dispositivos cognitivos, político-jurídicos, con un discurso “onunizador” borrando Constituciones, liquidando la soberanía, gracias al trabajo demoledor de un ejército de expertos y lobistas, expresión de lo mejor del talento sin probidad.
Es imposible, en el marco actual de la gobernanza aupada por la ONU, impuesta por bombardeos humanitarios con la coartada y excusa de defender DDHH, construir una verdadera democracia según lo prevé la Constitución, menos consolidar el Estado de Bienestar y Justicia Social, que representa la esperanza y alternativa real, al modelo de destrucción capitalista.
@Alecucolomarin
María Alejandra Díaz
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