Estamos en 1674. El rey Charles II acaba de nombrar Sir y gobernador de la isla de Jamaica al muy temido capitán Henry Morgan (Laird Cregar) con la condición de que limpie las aguas del Caribe de filibusteros. Antiguos compañeros de tropelías de la hermandad de la bandera negra le acusaran de venderse a la corona, pero otros, como el melancólico Jamie Wing (Tyrone Power), le ayudarán en el encargo, quien de paso y con la ayuda del fiel Tommie Blue (Thomas Mitchell) decide raptar a la bella Lady Margaret Denby (Maureen O’Hara), hija del depuesto jefe de Jamaica, a quien un insulto y una bofetada la despertaron de sus costumbres inveteradas. Así El Cisne Negro se convertirá en algo más que el bajel que habrán de perseguir y capturar.
Henry King que filmó secuencias antológicas, la de hamaca y colchón con los enamorados en el camarote, desechó otras, como la de ver a la pareja protagonista contemplando el atardecer, por las imposiciones de metraje del estudio. Poco importa. Como los anacronismos (barcos o mapas de otra época, medallones con retratos). Cuando los abordajes y las contiendas con espadas se suceden a ritmo trepidante e irresistible, comienzas a soñar. Y aunque sabes que es cine, ¿quién no quiere ser corsario si la recompensa es una pelirroja como Maureen O’Hara?, ¿qué mujer no ha soñado con caer en los brazos de un Tyrone Power?
En el libro 1001 películas que hay que ver antes de morir (Editorial Grijalbo) no se detallan títulos de H. King.