De 3 en 3....¿tústásloca?

Por Nosoysuperwoman
Mi vida de los últimos 12 años podría analizarse en períodos de 3 años

- faltaban unos días para nuestro tercer aniversario de boda cuando nació Manu. - faltaban unos días para que Manu cumpliese 3 años cuando nació Yago.- el año que nació Bárbara, Yago cumplía 3 años.Y ahora....ahora Bárbara tiene 3 años. ¿Y? He roto las reglas del juego, y no hay ni embarazo ni bebé ni planes del mismo. 

Tengo que reconocer que hemos pasado un invierno fino catalino con el tema, pensando "y si" y también "y si no...". Básicamente mi conflicto interior oscila entre que si digo que no, que no más niños, es como aceptar el final. Si digo no ahora, ya es no para siempre. Y eso es tan radical que me asusta. Lo analizaba y pensaba: ya tengo 3, nos faltan tiempo y brazos para dedicarles todo lo que quisiésemos. El aspecto económico...ni mentarlo. Volver a la oficina (a un trabajo que no me apasiona) dejando un bebé en casa, cada vez me ha costado más. Al mismo tiempo, mi reloj interno me hace tic tac y me dice que no tarde demasiado en decidirme....Mientras mi marido me mira con cara de "tústásloca" cada vez que saco el tema, mientras me asegura que él ya es (que no está) suficientemente cansado, que no necesita más. Así que ahí estaba yo, con mi dilema a cuestas, sopesando los distintos argumentos, razones, etc etc, cuando nos fuimos de vacaciones. Este año estuvimos en casa de mi hermana, con mi sobrino de 3 meses. Era un escenario tentador, y peligroso, porque además el niño es un santo: come, duerme y hace caca. Nada más. Mi hermana se lo lleva a todas partes y lo viste y desviste como si se tratase del Nenuco

Caras y gestos de DANGER DANGER ante esta estampa cada mañana....Veían en mí una especie de mujer loca a la que le sube la leche cada vez que se acerca al bebé.


Pero no. El niño es un santo, sonríe todo el rato, duerme como un bendito y eso....eso me ha convencido de que mi momento de bebés propios ya ha pasado.

En este momento, ya no tengo pañales, ni chupetes. Mis hijos hablan y ya no tengo que interpretar sonidos de llantos (aunque los haya, son capaces de decirme por qué lloran). Tengo camas y ninguna cuna, he regalado toda la ropa de bebé y los carros y sillas.

Ahora, mi nuevo objetivo vital es disfrutar más de los míos, de los que ya tengo, seguir creciendo con ellos, y convertirme en la tía más guay que haya tenido jamás un sobrino. Y esperar, simplemente, a ver qué me deparan los próximos 3 años.