Para Bruce Lee la felicidad se basaba en ser como el agua (siempre pongo el mismo ejemplo, ja, ja, ja, pero hoy viene al caso). Aquel famoso "be water, my friend". Pero en occidente tal vez sería mejor decir que la felicidad se parece más a "ser el jinete de tu vida y no el caballo". Es fácil decirlo, porque decir las cosas no pone impedimentos a la estupidez. Pero, admitamos que a pesar de todo, la vida, no es un asco total. A pesar de todo, de esos políticos que no entienden qué ha pasado en las Elecciones Municipales españolas y les ha dolido perder algunos feudos, un par de millones de votos para uno y otros tantos setecientos mil para otros que se han ido a bailar con unos desconocidos, y a pesar de eso, supongámolos unos instantes siquiera. No hace mucho, por menos, en cualquier pueblo se hubiera apedreado a esos forasteros como aquellos que venían a quitar (o robar según el vocabulario más castrense) la novia. Les ha dolido. Y no lo entiendo. Aunque claro, yo no entiendo muchas cosas. ¿Acaso esperaban una reacción tan snob como la elección nuevamente de los conservadores en el Reino Unido? Ah, la "Esperanza", qué dilatada es a veces, ¿no creen? Siempre quise ser como el Marqués de Sade, aunque sin Marqués ni de Sade me quedé con ese lujurioso y descreído cinismo. ¿Podrán las tristes golondrinas calmar las penas de aquellos que han perdido su poltrona? Ya sé que es una porquería de verso, pero recalca el efecto del nominativo "porquería" como generalidad referida a esos políticos que teniendo la evidencia delante sin verla, les da por hacer "pucheros". "To be like the water" hubiera sido más digno.