From here to eternity (Fred Zinnemann, 1953. EEUU): Zinnemann, autor de la excelsa Solo ante el peligro y otro de esos realizadores de lengua alemana a los que el Hollywood dorado debe buena parte de su prestigio, firmó uno de los melodramas más recordados (y, por aquél entonces, también controvertidos, debido a sus temas: prostitución y adulterio) recordados de los años 50, consagrándole como una figura importante dentro de la industria. El film, más allá de resultar más que obsoleto hoy en día, es poco menos que excelente, con un guión magníficamente perfilado que narra hábilmente las pasiones amorosas de dos de los miembros del cuartel de Pearl Harbor poco antes del histórico ataque japonés a dicha base americana, tras el cual los EEUU entrarían en la Segunda Guerra Mundial. La escena de Burt Lancaster y Deborah Kerr, tumbados y besándose en la orilla, se convirtió en uno de las imágenes más icónicas de la historia del cine. Por otra parte, los últimos minutos del relato, con el furioso ataque japonés y el incierto devenir de los protagonistas, son puestos en escena por Zinnemann con notable fuerza. Su reparto all-star ayudó al éxito abrumador, traducido en una barbaridad de Oscars.
De aquí a la eternidad (From here to eternity, Fred Zinnemann, 1953. EEUU)
Publicado el 07 diciembre 2015 por Juanjo85From here to eternity (Fred Zinnemann, 1953. EEUU): Zinnemann, autor de la excelsa Solo ante el peligro y otro de esos realizadores de lengua alemana a los que el Hollywood dorado debe buena parte de su prestigio, firmó uno de los melodramas más recordados (y, por aquél entonces, también controvertidos, debido a sus temas: prostitución y adulterio) recordados de los años 50, consagrándole como una figura importante dentro de la industria. El film, más allá de resultar más que obsoleto hoy en día, es poco menos que excelente, con un guión magníficamente perfilado que narra hábilmente las pasiones amorosas de dos de los miembros del cuartel de Pearl Harbor poco antes del histórico ataque japonés a dicha base americana, tras el cual los EEUU entrarían en la Segunda Guerra Mundial. La escena de Burt Lancaster y Deborah Kerr, tumbados y besándose en la orilla, se convirtió en uno de las imágenes más icónicas de la historia del cine. Por otra parte, los últimos minutos del relato, con el furioso ataque japonés y el incierto devenir de los protagonistas, son puestos en escena por Zinnemann con notable fuerza. Su reparto all-star ayudó al éxito abrumador, traducido en una barbaridad de Oscars.