Un despistado príncipe entró en una fiesta en busca del amor eterno, allí conoció a Cenicienta. Cuando el reloj de la torre anunció las doce, la muchacha, enfadada, salió corriendo dejando abandonada sobre la barra una copa de vino. El príncipe despistado, al regresar con el zapato en la mano, después de la infructuosa carrera tras ella, recogió del suelo un diente de oro que, discretamente, se guardó en el bolsillo.- ¡Y todo por haberle prometido felicidad eterna y comer muchas perdices! ¡Qué carácter!El príncipe despistado se fue sin reparar en el cartel de la entrada en el que ponía: “Fiesta organizada por Los Amigos de las aves”.
Un despistado príncipe entró en una fiesta en busca del amor eterno, allí conoció a Cenicienta. Cuando el reloj de la torre anunció las doce, la muchacha, enfadada, salió corriendo dejando abandonada sobre la barra una copa de vino. El príncipe despistado, al regresar con el zapato en la mano, después de la infructuosa carrera tras ella, recogió del suelo un diente de oro que, discretamente, se guardó en el bolsillo.- ¡Y todo por haberle prometido felicidad eterna y comer muchas perdices! ¡Qué carácter!El príncipe despistado se fue sin reparar en el cartel de la entrada en el que ponía: “Fiesta organizada por Los Amigos de las aves”.