Después de Morelia y la cobertura de la 53 Muestra, he aquí de vuelta a la lista de pendientes. No me costó ningún sacrificio revisar el BD nacional que la Casa Warner ha editado de El Gran Desafío (The Cincinnati Kid, EU, 1965), quinto largometraje del cineasta y productor canadiense/hollywoodense Norman Jewison quien, en el muy entretenido comentario que viene como extra en el disco, califica a esta cinta como una de sus favoritas, una especie "de patito feo" que tuvo que realizar en plan de bateador emergente, pues Sam Peckinpah había sido despedido a los pocos días de haber iniciado la filmación. La razón, según apunta Jewison, es que los productores no estaban convencidos de la decisión de Peckinpah de realizar la película en blanco y negro, una elección por lo menos curiosa si se piensa que la escena climática de la historia tiene que ver con un juego de poquer en el que el color de las cartas tiene una importancia central. Es probable que en las manos de Peckinpah esta película sería más cruda, violenta y directa. Jewison, de todas formas, no lo hizo nada mal, aunque su personalidad como cineasta siempre fue y ha sido más blanda. La historia y los personajes nos remite a la mucho mejor El Audaz (Rossen, 1961), aunque habría que decir que el guión firmado por Terry Southern y el doblemente oscareado Ring Lardner Jr. -hijo del legendario periodista y escritor Ring Lardner- está basado en una novela original de Richard Jessup. Como en la amarga obra maestra de Rossen protagonizada por Paul Newman, he aquí al impetuoso joven maravilla Eric "the Cincinnati Kid" Stoner (Steve McQueen), amor y señor absoluto del póquer abierto en Nueva Orleans. A Eric, ambición obliga, se le queman las habas por enfrentarse al imperturbable anciano Lancey Howard (Edward G. Robinson), quien es considerado el mejor jugador de póquer abierto sobre la Tierra -o en la pelicula, para el caso da lo mismo. Así pues, Howard llegará a Nueva Orleans desde Miami a dejar las cosas en claro: a derrotar o ser derrotado, a humillar o ser humillado. ¿Quién ganará? ¿El siempre cool "Cincinnati Kid" o el traqueteado Mr. Howard? La película se sostiene por su vívido sentido del espacio y del lugar, tanto en exteriores -la filmación en espacios abiertos se realizó en Nueva Orleans- como en interiores, cuando la cámara de Philip H. Lathrop se concentra en planos de conjunto, planos medios y primeros planos: en los tensos rostros de sus actores, en sus manos, en sus miradas huidizas, en el sudor que cae por sus frentes, en los azulísimos ojos fríos de Steve McQueen. El montaje del futuro cineasta Hal Ashby es ejemplar: la manera en la que está editado "el gran desafío" final del título en español provoca una tensión creciente y las actuaciones de McQueen y Robinson, cargando cada uno de ellos con su propia leyenda, son de antología.Para redondear, el reparto secundario -formado por figuras y/o veteranos de la talla de Karl Malden, Rip Torn, Cabe Calloway, Joan Blondell o Jack Weston- es más que lucidor y Ann-Margret como la mancornadora, felina y casi ronroneante Melba (ah, esa mirada, esa sonrisa, ese vestido rojo) se roba cada escena en la que aparece. (Una duda: ¿cómo le hicieron McQueen, Malden, Robinson y demás para concentrarse cuando estaba ella en el set?).El BD que ha puesto en venta la casa Warner cuenta con el muy ameno comentario del propio director Jewison, un promocional de 1965 en el que el "especialista" en póquer Jay Ose hace unos trucos frente a la cámara, el trailer original y, por supuesto, la imagen impecable (1080p, Alta Definición, formato 1.85:1) a los que los BD de la Warner nos tiene acostumbrados.
Después de Morelia y la cobertura de la 53 Muestra, he aquí de vuelta a la lista de pendientes. No me costó ningún sacrificio revisar el BD nacional que la Casa Warner ha editado de El Gran Desafío (The Cincinnati Kid, EU, 1965), quinto largometraje del cineasta y productor canadiense/hollywoodense Norman Jewison quien, en el muy entretenido comentario que viene como extra en el disco, califica a esta cinta como una de sus favoritas, una especie "de patito feo" que tuvo que realizar en plan de bateador emergente, pues Sam Peckinpah había sido despedido a los pocos días de haber iniciado la filmación. La razón, según apunta Jewison, es que los productores no estaban convencidos de la decisión de Peckinpah de realizar la película en blanco y negro, una elección por lo menos curiosa si se piensa que la escena climática de la historia tiene que ver con un juego de poquer en el que el color de las cartas tiene una importancia central. Es probable que en las manos de Peckinpah esta película sería más cruda, violenta y directa. Jewison, de todas formas, no lo hizo nada mal, aunque su personalidad como cineasta siempre fue y ha sido más blanda. La historia y los personajes nos remite a la mucho mejor El Audaz (Rossen, 1961), aunque habría que decir que el guión firmado por Terry Southern y el doblemente oscareado Ring Lardner Jr. -hijo del legendario periodista y escritor Ring Lardner- está basado en una novela original de Richard Jessup. Como en la amarga obra maestra de Rossen protagonizada por Paul Newman, he aquí al impetuoso joven maravilla Eric "the Cincinnati Kid" Stoner (Steve McQueen), amor y señor absoluto del póquer abierto en Nueva Orleans. A Eric, ambición obliga, se le queman las habas por enfrentarse al imperturbable anciano Lancey Howard (Edward G. Robinson), quien es considerado el mejor jugador de póquer abierto sobre la Tierra -o en la pelicula, para el caso da lo mismo. Así pues, Howard llegará a Nueva Orleans desde Miami a dejar las cosas en claro: a derrotar o ser derrotado, a humillar o ser humillado. ¿Quién ganará? ¿El siempre cool "Cincinnati Kid" o el traqueteado Mr. Howard? La película se sostiene por su vívido sentido del espacio y del lugar, tanto en exteriores -la filmación en espacios abiertos se realizó en Nueva Orleans- como en interiores, cuando la cámara de Philip H. Lathrop se concentra en planos de conjunto, planos medios y primeros planos: en los tensos rostros de sus actores, en sus manos, en sus miradas huidizas, en el sudor que cae por sus frentes, en los azulísimos ojos fríos de Steve McQueen. El montaje del futuro cineasta Hal Ashby es ejemplar: la manera en la que está editado "el gran desafío" final del título en español provoca una tensión creciente y las actuaciones de McQueen y Robinson, cargando cada uno de ellos con su propia leyenda, son de antología.Para redondear, el reparto secundario -formado por figuras y/o veteranos de la talla de Karl Malden, Rip Torn, Cabe Calloway, Joan Blondell o Jack Weston- es más que lucidor y Ann-Margret como la mancornadora, felina y casi ronroneante Melba (ah, esa mirada, esa sonrisa, ese vestido rojo) se roba cada escena en la que aparece. (Una duda: ¿cómo le hicieron McQueen, Malden, Robinson y demás para concentrarse cuando estaba ella en el set?).El BD que ha puesto en venta la casa Warner cuenta con el muy ameno comentario del propio director Jewison, un promocional de 1965 en el que el "especialista" en póquer Jay Ose hace unos trucos frente a la cámara, el trailer original y, por supuesto, la imagen impecable (1080p, Alta Definición, formato 1.85:1) a los que los BD de la Warner nos tiene acostumbrados.