De burkas, hiyabs, shaylas y otros velos.

Por Santiagomiro

La Cámara Baja del Parlamento belga aprobaba el jueves pasado la proposición de ley que prohíbe el uso del velo integral islámico en espacios públicos. La medida supone la prohibición del “burka” o el “niqab” (vestimenta que tapa todo excepto los ojos) en espacios públicos, y recibe el apoyo de todos los partidos de la disuelta coalición de Gobierno así como de la oposición en una primera votación en la comisión de Interior del Cámara de los Diputados que tuvo lugar el pasado 31 de marzo. El texto prevé multas de entre 15 y 25 euros y de uno a siete días de prisión para quien lleve “el rostro cubierto o escondido parcial o totalmente, en espacios públicos y comercios, de manera tal que impida su identificación”, con excepciones para quienes cumplan normas laborales o participen en festejos. La normativa cambia de un estado a otro dentro de la Comunidad Europea. Mientras en Alemania o en el Reino Unido está permitido, en Francia, Turquía o Austria está terminantemente prohibido y, en otros países, como Reino Unido, Dinamarca, Alemania o España se permite en función del centro.


El burka, terminantemente prohibido en Bélgica, Francia, Turquía o Austria.


El nuevo proyecto de ley para la prohibición del velo integral en Francia sancionará con multas de 150 euros tanto a las mujeres que lo lleven como a quienes obliguen a llevarlo y a penas de un año de cárcel y 15.000 euros a quienes “usen la violencia, la amenaza o el abuso de poder o autoridad”. El Gobierno galo piensa obligar a las personas que lo porten a pasar un curso de ciudadanía, como medida alternativa o complementaria. El proyecto será presentado al Consejo de Estado el 19 de mayo por la ministra de Interior, Michèle Alliot-Marie. Sin embargo, el texto no llegará hasta julio al Parlamento, por lo que el Gobierno propone una etapa de mediación con los ciudadanos para intentar convencer a las mujeres de que se trata de una medida en favor de su dignidad. Asimismo, se pretende que durante esta “fase pedagógica”, las mujeres decidan por sí mismas no llevarlo.


María Galera, en el momento de cubrirse con el “burka”, en su casa, Foto de F. Wahidy.


María Galera, una joven española nacida en Palma de Mallorca y emigrada a Londres, casada con un afgano que le descubrió el Islam, sufría la primera experiencia al intentar visitar Kabul para visitar a los padres de su marido. Corre el año 2002 y los rescoldos de la guerra contra los talibanes incendian la frontera. Pasaportes, documentos, dinero, ropa... se esfuman ya en Pakistán, antes de pisar la tierra natal de su marido. A su llegada a Afganistán, Galera cambia su indumentaria por el “burka”.



Muy pronto se acostumbra a la nueva vestimenta, que no le hace sentir menos libre pero sí más incómoda durante el verano, debido al calor. En cambio, en invierno, le ayuda a combatir las gélidas temperaturas de una casa sin calefacción ni cristales “Nadie me obligó a ponérmelo –comenta Galena–. Yo lo elegí por mi seguridad porque, como extranjera que era, corríamos peligro de que nos secuestraran”. La opinión de su familia política influye en su postura. “Si uno vive en un lugar donde la gente se tapa un ojo, hay que tapárselo como ellos para vivir tranquilo”. Para Galena, lo importante, como dice el Corán, es “que te cubras la cabeza, no que te tapes los ojos, ni que lleves “hiyab”. El debate sobre el velo islámico le pillaba lejos. “El 'burka' no tiene por qué impedir la comunicación, aunque a lo mejor a otras mujeres musulmanas no les gusta y no tienen que ponérselo”. A pesar de todo, María aseguraba que esa prenda le permitía ir “libremente” a cualquier sitio.



Najwa Malha, con hiyab y jersey rojo, el viernes, 16 de abril, en su instituto en Pozuelo de Alarcón (Madrid). - Guillermo Sanz.


Hace unas semanas, Najwa Malha, 16 años, musulmana de nacionalidad española a quien se le ocurrió la idea de llevar el “hiyab” (pañuelo islámico), era rechazada en el Instituto público, Camilo José Cela de Pozuelo, en donde acudía, por contravenir, según las autoridades del centro, el reglamento interior. Un reglamento que habla –según Enrique Meneses en su blog– de tocados y no menciona mostrar tangas o sujetadores. “Pretender impedir a una joven española de 16 años, que lleve el ‘hiyab’, libremente consentido, porque otras mujeres quieren luchar por la liberación de sus hermanas musulmanas, me parece instrumentalizarla”. El velo de la joven Najwa provoca el cambio de colegio público. La Fundación BBVA publica un estudio al respecto que deja datos muy significativos no libres de cierta xenofobia: los españoles están a favor, casi de forma abrumadora, (49,3%) de que sigan estando los crucifijos en las aulas, pero no de que se lleven velos islámicos o “kipás” hebreas (pequeña gorra ritual empleada para cubrir parcialmente la cabeza, usada tradicionalmente por los varones judíos). Según dicho estudio, toleramos nuestros símbolos propios de la cultura cristiana y occidental pero rechazamos los de fuera.



Algunas mujeres musulmanas, como Najwa, que decide ponerse el velo en señal de respeto a sus tradiciones, son castigadas por centros como los institutos Camilo José Cela o el San Juan de la Cruz en donde las autoridades de los mismos, obligadas por la cerrazón de unas normas, rechazan a la muchacha y justifican su prohibición en la necesidad de evitar “la creación de guetos” y para favorecer “un clima adecuado de convivencia”. El San Juan de la Cruz aduce que esa modificación “se apoya en la Ley Orgánica 2/2006 de Educación y en el Decreto 15/2007”. Fuentes de la Consejería de Educación de la Comunidad madrileña anticipan que será aprobada una resolución para que, a partir del próximo curso, los reglamentos internos de todos los centros educativos –en los criterios que afecten a la escolarización– no se puedan modificar durante su transcurso. Finalmente, Najwa es escolarizada en el instituto Gerardo Diego, de Pozuelo. Esperanza Aguirre explica que se le ha dado la oportunidad de “seguir en el colegio en el que estaba” sin llevar el velo “o bien ir a otro”, en el caso que decidiera seguir con el “hiyab”.



Mariam Ben se siente libre al llevar el pañuelo islámico. Foto de Guillermo Sanz.


¿Por qué esa costumbre islámica de cubrirse la cabeza con un pañuelo, algo que, hasta hace muy poco, practicaban las mujeres españolas al entrar en la iglesia? Mariam Ben, de 30 años, esposa de un imán de Pozuelo de Alarcón, mismo municipio en donde estudia Najwa, explica en “Público” que lleva el pañuelo desde hace diez años, y no precisamente por sumisión al varón. “¡Yo soy la reina de mi casa!, ¡lo que yo digo, Moja lo hace!”. Moja es su marido, Mohamed Said Alilech, el imán de Pozuelo. Mariam reconoce que es la mujer del imán, pero no su sirvienta. “Los dos –explica– trabajamos, salimos de casa a las ocho de la mañana. Yo estoy más en la calle que él y, si él está en casa al mediodía, se encarga de tener la comida”. Mariam trabaja en una empresa telefónica y es “musulmana, practicante y creyente”. Señala que lleva el “hiyab” por decisión personal. “El Corán te lo recomienda como una manera de ser respetuosa, discreta. Es una práctica, no un símbolo”. Mariam es licenciada en Filología Hispánica y dice “sentirse muy libre, discreta y respetuosa” con el pañuelo. “Me siento segura. No me sentiría así si fuese por la calle con minifalda y escote”. Cuenta que las musulmanas “nos lo ponemos porque queremos. No nos lo pone ni el marido, ni el padre, ni el hermano”. Y, sobre la polémica en torno a Najwa, cree que su antiguo instituto se mostró con la chica de forma “intransigente y cerrada”.



Francisco Caamaño, ministro de Justicia.


El ministro de Justicia matiza que “no es lo mismo llevar un velo que una gorra”. Son “matizaciones distintas” y, en el caso de Nawja, “hay que buscar formas de compaginar el derecho fundamental a la educación con el otro derecho, también fundamental, a la libertad religiosa”. Francisco Caamaño reclama “una ponderación equilibrada de los intereses en juego” y destaca que las autoridades públicas, entre ellas, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, “tienen que ayudar a conseguir esa ponderación y equilibrio” para que se respeten los derechos de todos los ciudadanos. Aguirre manifiesta que, si de ella dependiese, los velos deberían salir de las aulas. El ministro considera que “la sociedad española es muy tolerante”, por lo que “entre todos” habrá que encontrar las fórmulas para que se puedan respetar todos los derechos y libertades que recoge la Constitución. Su colega, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, explica que la polémica del velo en las aulas es una cuestión “con raíces de enorme complejidad” y rechaza los centros educativos en los que se segrega a los alumnos por su ideología. Gabilondo pide anteponer el derecho de Najwa a la escolarización por encima de otros debates. Y no le parece mal que se revisen las normativas de los colegios. Pero, advierte que “no debemos esgrimir nuestras diferencias en la cabeza de ningún escolar”. Porque “el velo no debe velar otros debates educativos más importantes”. E IU pide a los servicios de inspección madrileños que revisen los reglamentos internos de los centros educativos públicos para evitar que se vulneren los derechos fundamentales de los menores.



Najwa llega al IES, Gerardo Diego, acompañada de sus padres.


El miércoles pasado, llegaba Najwa al instituto Gerardo Diego, acompañada de sus padres, tras ser rechazada por el Camilo José Cela y el San Juan de la Cruz. Su padre charlaba brevemente con los periodistas: “Nawja está bien, ya recuperada de su crisis de ansiedad. Está muy contenta por cómo la han recibido como a una hija” Malha hizo mención a la situación “muy dura” que les ha tocado vivir desde que el primer instituto impidiera a su hija asistir a clase con el velo islámico y se remitió a su abogado, Iván Jiménez-Aybar, quien llevará adelante las acciones oportunas ante la Justicia. “Damos las gracias a todos los que están apoyando para que se resuelva el tema lo antes posible. Y a los alumnos que van a recibir a nuestra hija y a la dirección”.


Jiménez Aybar, defensor de la menor.


El letrado, profesor de Derecho Eclesiástico en la Universidad Autónoma de Barcelona, denuncia que la decisión de “expulsar a Najwa del instituto fue desproporcionada y atenta contra su dignidad”. Jiménez-Aybar añade que la joven “no es ninguna Juana de Arco del Islám” y la familia “no va a permitir que nadie pretenda que lo sea”. El letrado insiste en que ningún derecho fundamental justifica el recorte del derecho a la educación de la menor”. Y recuerda que “el Tribunal Constitucional reconoce el derecho a manifestar públicamente la libertad religiosa, siempre que no se altere el orden público”. Además, “no existe una normativa que regule ni el uso ni la prohibición del hiyab”. El abogado subraya que “en el caso de Najwa, se han aplicado unas normas de régimen interno en un centro escolar que estaban previstas para otro tipo de situaciones, como el uso de gorras o de capuchas que dificultan la visibilidad del rostro. No se puede caer en el error de dejar al albur de cada centro escolar decidir sobre la cuestión, porque excede de la esfera de sus competencias”. Jiménez-Aybar afirma que “los centros escolares han preferido mantener la paz social y no crear alarma social, pero en detrimento del interés de Najwa”. El letrado subraya que, en el caso de la joven, “no se está contraponiendo ningún derecho fundamental a ese derecho que sí es fundamental de su libertad religiosa, cuya dimensión externa sí que ampara el hecho de llevar una prenda –el velo– que ella considera una parte intrínseca de su propio ser”.



Amnistía Internacional afirma en un manifiesto que “todas las personas tienen derecho a decidir si usar o no indumentaria o símbolos religiosos, y que deben tomar esa decisión sin sufrir discriminación”. También la Liga Española Pro Derechos Humanos emite un comunicado en “apoyo a Najwa Malha en su lucha por su derecho a la libertad religiosa”. “Es inadmisible la actitud de la dirección del establecimiento, que persiste en aplicar un reglamento interno anticonstitucional”, declara esta ONG. En la misma línea, una portavoz de la organización Human Right Watch afirma, en la Cadena Ser, que habría que “demostrar que el hecho de que la joven lleve el pañuelo tiene consecuencias negativas para ella misma, la clase o sus compañeros”. Por su parte, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid rechaza el recurso presentado por el padre de la chica. Preguntada sobre si la prohibición de llevar la cabeza cubierta en los centros escolares es extrapolable a las monjas católicas o sólo se aplica a las niñas musulmanas, Esperanza Aguirre, presidenta del Gobierno regional, responde: “Si el reglamento del centro dice que no pueden llevar la cabeza cubierta, ni los chicos, ni las chicas, ni las monjas, ni nadie podrá llevar la cabeza cubierta”. Pero, que sepamos, ninguna monja dedicada a la enseñanza ha prescindido hasta el momento de su velo.



Y, sin embargo, los españoles estamos, según una encuesta entre 21.000 ciudadanos europeos –nos remitimos al estudio European Mindset, de la Fundación BBVA, sobre identidad, visión y valores de los europeos–, más a favor de las cruces y signos religiosos en la escuela que al velo. Casi la mitad acepta la exhibición de signos religiosos cristianos frente a un 24% que se muestra en desacuerdo. Este porcentaje de aprobación de signos religiosos desciende al 28,1% en relación a la aceptación de exhibir velos —un porcentaje similar al de las kipás— frente al casi 50% que lo desaprueban. Un 21,6 % no está “ni de acuerdo ni en desacuerdo”. La encuesta, en doce países de la UE, más Suiza y Turquía, señala que, en los países de la Unión, el rechazo a la exhibición de velos asciende al 52,6%, frente a la aceptación de un 54,4% de la exhibición de cruces en centros educativos. España se sitúa en una posición intermedia con un nivel de religiosidad (práctica de la religión) medio bajo, no así de pertenencia religiosa, que sigue siendo elevado (en España casi un 72%, siete de cada diez españoles, se declara perteneciente a alguna religión). En todos los países, existe un acuerdo de que la religión y el Estado deben estar separados, pero sólo algunos aclaran cómo debe ser esta relación.


Lilita, la mujer insumisa y desnuda.


“El atuendo que nació para desafiar el severo clima de los desiertos, pronto se llenó de matices, señalando el estatus social de los individuos y su pertenencia al grupo. Mientras, se jerarquizó el cuerpo” Así lo expresaba Nazanin Amirian, analista política, en un artículo en “Público” el pasado viernes: Guerra sobre el cuerpo de la mujer–. La cabeza se identificó con el honor y el poder. Las partes bajas (los genitales), con los deseos, siempre destructivos, por lo que se decidió ocultarlas, e incluso regular aquello que en el inconsciente podría recordar ‘lo prohibido’: el vello que adorna la cabeza y las axilas. El maniqueísmo moral había nacido: a más exhibición de la melena, menos castidad. La cabellera de la mítica Lilith, la mujer insumisa y desnuda, y por ende, la ramera, era la seña de la sexualidad desinhibida.


“Las religiones semitas –el judaísmo, el cristianismo y el islam–, santificaron dichas creencias, y en su afán de controlar a sus fieles, redujeron su espacio de libertad de tal modo que regularon hasta el color de su ropa. La prenda visibilizó los roles: ella, responsable de la sexualidad del hombre, con falda larga y el velo, destinada al hogar. Él, llevaría los pantalones, administrando el poder. La Biblia (Cor.11) mandó que la mujer tenga una ‘señal de la autoridad del hombre’ sobre su cabeza, y el Corán (24:59), desvinculó el velo de la rectitud religiosa, para unirlo a la demanda sexual del varón, permitiendo a las mujeres ‘que han llegado a la menopausia’, a deponer sus velos y, de paso, consolidar su estatus legal: siempre estará bajo la tutela del varón. A los ocho años, cubrirá su cabeza y será tratada, civil y penalmente, como una adulta. Hoy este modelo de mujer, súbdita de segunda categoría, es la imagen de la sociedad diseñada por la ultraderecha religiosa. El velo refleja el miedo: el de un hombre despojado de su rol tradicional; el del clero a perder su influencia; el de unas niñas, temerosas a manchar la honra de la familia o de caer en el fuego del infierno”.


Llegados a este punto, sugerimos un descanso mental. Para ello, nos regodeamos en las fotografías de un gato, con las patas colgando de la pantalla.


O con otro minino, descansando en el lateral de la guitarra.


O con los michinos que protagonizan una danza.


O con el morrongo, soñando quien sabe en qué.


O con esos otros michos, haciéndose mimos.


El pabellón español en la Expo de Shanghai.


O viajamos a Shanghai, megalópolis de 20 millones de habitantes, em donde el viernes pasado se inauguraba la Expo, la mayor exposición Universal de la historia, en la que se exhibe el Pabellón Español, 25.000 metros de tubo de acero que soportan 8.524 grandes placas de mimbre y forman la estructura del edificio diseñado por el estudio Miralles-Tagliabue. Bigas Luna explica el viaje visual que el director de cine imagina para contar el por qué de la originalidad y la “garra” española. Grandes espacios abiertos y, en el interior, una especie de gran plaza que invita a la relajación y a la fiesta. Para superar la barrera idiomática, en la segunda sala, Basilio Martín Patino proyectó un emocionante retrato del ayer y hoy de los españoles. Y la directora, Isabel Coixet, en la sala que cierra el recorrido, se encuentra con “Miguelín”, un gigantesco bebé que va mostrando las ciudades que los españoles queremos para el siglo XXI.


La Expo arrancó con un espectáculo pirotécnico de más de 100.000 fuegos artificiales a lo largo de 3,5 kilómetros. Se trata de más cara de la historia, con un presupuesto de 3.155 millones de euros que se disparan hasta los 44.000, el doble de lo que costaron los Juegos Olímpicos de Pekín; la más grande, construida sobre una superficie de 5,28 kilómetros cuadrados que multiplica por veinte la utilizada en la Expo de Zaragoza; la más larga, con una duración de 184 días; y la que ha conseguido atraer al mayor número de participantes en los 159 años de la historia de este evento: 192 países, desde Estados Unidos hasta Timor Oriental y 50 organizaciones internacionales, han desfilado con sus banderas. Se prevé que entre 70 y 90 millones de personas se acerquen a la Expo, de las que menos de un 10% serán extranjeros.


España, pese a los 4,6 millones de parados de la actualidad (el 20,05 de la población activa), estuvo representada en la Expo por José Bono, presidente del Congreso de Diputados. Con un presupuesto de 18 millones de euros, Benedetta Tagliabue, intentó ofrecer un nexo entre la cultura china y la española. El Pabellón de España, con una extensión de más de 7.000 metros cuadrados, representa una inversión total de 55 millones de euros, cuando la situación económica por la que España atraviesa ha obligado al Estado a moverse, registranao una ridícula poda de altos cargos que suponen 16 millones. Un escaso recorte frente al despilfarro de la Expo que para muchos resulta difícilmente justificable.


Iker Casillas, tercer capitán del Real Madrid, no coincide con el sentimiento generalizado de alivio de los madridistas que no deseaban ver jugar al Barça en el Santiago Bernabéu. Casillas está “triste” por la eliminación del único equipo español que quedaba en la Liga de Campeones. Y lo expresa sin pizca de ironía en Efe, en donde asegura que “no soy de los que tiene esas cosas en la cabeza. Fue una pena su eliminación. Allí también tengo amigos”. Tampoco dio importancia al incidente de los aspersores. “Si fuese jugador del Inter, me habría dado igual que hubiese aspersores o lo que sea. Clasificado para una final de 'Champions', me importaría poco si me estoy mojando o no”. A un punto del líder, Casillas recordó otros momentos en los que los jugadores del Barça reaccionaron bien. “No sé cómo les afectará. También cayeron injustamente en la Copa del Rey y, en esa ocasión, se levantaron bien y llegaron a la semifinal de 'Champions'. En cuatro partidos de Liga puedes imaginar cualquier cosa. Nosotros también tenemos deberes con Osasuna. A ver quién los hace o si se dejan puntos por el camino”. Casillas no comparte las críticas que está recibiendo el Barcelona. “Todo es tan cambiante que, en cuestión de tres días, se pasa de ver al Barcelona como el mejor equipo del mundo al momento de ahora, en el que, tras perder con el Inter, parece que se ha derrumbado un castillo de arena. Ni una cosa ni otra. En Liga pueden pasar muchas cosas. Todo puede cambiar de la noche a la mañana”. Casillas es un ejemplo de futbolista, sin prejuicios ni velos que desfiguren los sentimientos.


Zumo capitalista (Hermanos Herrera) Sin comentarios.


Medina.



La crisis aún no termina, pero el capital ya está con maracas y conga (Hermanos Herrera)

-Mira, un imputado del caso Gürtgel.
-¿Cómo lo sabes?
-Elemental, ya no sabe qué hacer para que no les dejen entrar en los tribunales.
(De Alfons López)


Manel Fontdevila nos dibuja: El Cabañal, anuncian más derribos, Las normas, Guerracivilismo, Aconfesional y Fenómeno.






Territorio Vergara: Más profundo, Escarmientan, Punta de iceberg, La parcialidad del juez Varela y Recusación.






Pep Roig: Natural, Círculo vicioso, La cruda realidad, Claridad, Contundencia y Sin tendencia.