De buses y reinas

Por Rodrigojocilesferrer @jocilesferrer

Los esqueletos no tienen pilila y nunca la tendrán. Aunque si alguno decide ponerse una de madera porque eso le realiza por mí estupendo.

No estoy ni a favor ni en contra de transexuales, bisexuales, homosexuales, (incluso heterosexuales), como no lo estoy de los pelirrojos, los vegetarianos, los musulmanes, los ateos, los socialistas o los conservadores, aunque no soy uno de ellos.

¿Por qué? Porque pienso que la orientación y preferencia sexual en la vida e incluso también el género que se siente y se quiere ser (no necesariamente lo mismo que lo anterior) son una cuestión personal de cada cual y no una cuestión moral. Y además estoy convencido de que nadie elige esas preferencias, se nace con ellas o tal vez se adquieren de forma involuntaria a muy temprana edad y por motivos estrictamente bioquímicos, como no es posible elegir razonadamente creer o no creer. Y aunque fueran cuestión de elección, para mí seguirían siendo perfectamente cuestión personal respetable. Lo que hagan uno o dos adultos de forma voluntaria, consentida y sin hacer daño a nadie más, no es asunto mío.

Dicho lo cual, el que ciertos “colectivos” según ellos defensores de los citados al principio insistan en insultar y ridiculizar de forma muy desagradable a los entes metafísicos en los que creo y a los que tengo un inmenso cariño, no contribuye a mi simpatía y solidaridad con ellos. (Por cierto, si son tan divertidos y valientes, les recuerdo que en los países musulmanes se ahorca y cosas peores a la gente simplemente por ser homosexual, pero con estos muestran un riguroso respeto…). Así que podrán esperarse que cuando entran en conflicto con otros tan talibanes como ellos, pero del signo contrario, yo me ponga de perfil, que no firme sus peticiones de apoyo, no acuda a sus espectáculos o no elija como destino turístico, los lugares donde además la administración apoya manifiestamente el insulto a los colectivos en que sí puedo estar englobado. Cuando yo busco el apoyo y la comprensión de alguien, lo último que se me ocurre es tocarle las narices, pero allá ellos. Seguirán contando con mi tolerancia y respeto a sus peculiaridades, no así a sus insultos.

Ellos y los radicales de signo contrario se afanan últimamente en decirnos al 99,99% restante qué es lo que está bien y lo que está mal, cuál debería ser la moral oficial del Estado (ese monstruo contra el que desde ya prevengo a mis hijos), con espectáculos más o menos folclóricos que incluyen reinonas y autobuses. Y sobre todo intentan ayudarnos a educar en valores a nuestros hijos. Les estoy muy agradecido por el apoyo ofrecido, pero les invito se sirvan ir a adoctrinar a su sant@ madre / padre (no sé si se me capta el tono de lo que realmente quiero decirles), a ambos, quede clarito, los de un extremo y el otro. De la educación en valores de nuestros hijos ya nos ocupamos mi mujer y yo, en sintonía con nuestra familia y con el colegio afín en los mismos que hemos elegido para ellos.

Esos valores, por si interesa a alguien, no son otros que los cristianos basados en la máxima “amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo (pero a ti mismo también porque si no ¿cómo vas a amar a alguien?”, combinados con los liberales internacionalistas de “libertad, igualdad, fraternidad”, perfectamente compatibles con lo anterior. Y a partir de ahí puedo construir todo el detalle de la escala. También son compatibles con la declaración de los Derechos Humanos y la Constitución Española y estas normas además recogen mi derecho (y deber) a educar a mis hijos en ellos. No necesito ni acepto otros guías espirituales y menos si son de los extremos políticos (los que no lo somos rara vez tenemos la intención de forzar a los demás a nuestras ideas / creencias, a lo sumo pedimos tolerancia y respeto).

En realidad ese inmenso conflicto sólo existe en las noticias y está orquestado por estos grupúsculos que no sé muy bien a quién sirven, aunque sospecho se trata de contramedidas para alejar nuestra atención de las cosas de comer, mientras los políticos de uno u otro signo se dedican a robarnos o cuando menos a no ocuparse de lo que de verdad tienen que ocuparse. Por si alguien tiene interés, desarrollé esta idea en mi anterior artículo https://jocilesferrer.wordpress.com/2016/01/07/de-reyes-y-reinas-majos/

El 99,99% de la gente que conozco es “buena” y tiene todo tipo de creencias o ausencia de ellas, ideas políticas y sentimientos nacionales y por supuesto orientaciones e identidades sexuales y sólo quiere vivir en paz y en libertad, preocupada por llegar a fin de mes, sacar adelante su empresa, encontrar un trabajo, tener buena salud o poder costear la educación de sus hijos. Conozco homosexuales ateos y “de derechas”, homosexuales católicos, parejas “tradicionales” de heteros muy de izquierdas, gente que lleva su hijo a colegio católico y pide que le excluyan de religión porque no creen, a colegio público donde sí dan religión (católica), todo ello sin problemas de compatibilidad. Así que por favor, dejen de tratar de meternos a todos (por lo menos a mí) en colectivos compactos macetas-mix a los que enfrentar y adoctrinar fácilmente.

También relacionado con esto: https://jocilesferrer.wordpress.com/2014/11/20/division/

En resumen: señores de los buses y sus enemigos acérrimos: dejadnos en paz al 99,99% restante, vivid y dejad vivir. Gracias.