Este fin de semana quería recargar pilas, hacer una ruta senderista que me permitiera estar en contacto con la naturaleza, disfrutar del sol y del aire libre y no podía haber elegido un destino mejor. El Sendero Ecológico que parte de Calpe, concretamente de Cala Calalga y a través de unas cuantas calas más llega a Cala Baladrar, ya en Benissa, es un regalo para los sentidos.
A nosotros nos lució un sol espléndido, con cielo despejado y sin apenas viento, con lo que el Mediterráneo estaba como una balsa de aceite, calmado hasta donde alcanzaba la vista y de un azul intenso que no podíamos dejar de admirar.
Las aguas tan cristalinas que permitían ver a través de ellas incluso desde la altura a la que nos encontrábamos y que, incluso en esta época, invitaban a probarlas, estaban tentadoras. Sin lugar a dudas, un paraíso para los buceadores.
Un recorrido ideal para hacer en primavera y en el que no se nos debe olvidar el agua, una gorra, protección solar y, por supuesto, la cámara de fotos. Aclarar que esta ruta se puede comenzar en Calpe o en Benissa, según la dirección, hacia el norte o hacia el sur, que elijamos para dirigirnos. Después tendremos que volver por el mismo camino. Otra posibilidad es ir hasta el Aula del Mar en Benissa y desde allí hacer una primera ruta hacia Calpe, hacia el sur, y una segunda ruta hacia el norte, hacia la Cala Baladrar. En cualquier caso, la distancia recorrida dependerá de nosotros y cuando nos cansemos, podremos dar la vuelta.
La excursión no tiene mayor dificultad que alguna cuesta y la subida y bajada de escaleras. Únicamente para llegar a Cala Llobella hay una bajada entre rocas y luego hay que caminar un tramo por ellas hasta llegar a la cala. Si se va con niños, es la parte de mayor dificultad, pero existe la alternativa de ir por el interior a través del Paseo Ecológico que parte de Cala Pinets y evitar esta bajada.
La senda es amplia y protegida por una valla de madera. Detrás vamos dejando el Peñón de Ifach, vistas que no vamos a perder en casi toda la ruta, en la que no podremos dejar de darnos la vuelta cada pocos metros para deleitarnos con ellas y hacer algunas fotos.
A través de una escalera llegamos a la Cala Mallorquí, donde también encontraremos un panel informativo anunciándonos dónde nos encontramos y ofreciéndonos más datos.
En este punto es donde el Sendero Ecológico se une con el de Benissa.
En cuanto que acaba el puerto comienza la Cala de les Bassetes y desde aquí hay unas vistas estupendas del mar, de los acantilados y de unas losas de roca que hay bajo el agua y que apenas están cubiertas por unos centímetros de agua. Seguro que sirven de resguardo a un montón de especies. Esta zona y su fondo marino debe hacer las delicias a los amantes del snorkel o del buceo.
Ahí también tomamos nota de un restaurante, Mandala, con terraza y vistas inmejorables. A la vuelta estaba lleno de gente que se había acercado a comer, por lo que no pudimos quedarnos. Cerca hay un pequeño mirador desde donde se obtienen unas vistas preciosas, sí otras vistas más, del Peñón de Ifach.
Junto al restaurante comienzan unas escaleras que nos permiten continuar con el paseo y llegar a Cala Pinets. Esta cala tiene una diminuta playa de roca y otra de arena, por supuesto de aguas transparentes y muy tranquila, rodeada de bastante vegetación.
De ahí parte una senda a la derecha y junto a la costa que nos llevará a Cala Llobella. El acceso a Cala Llobella por la costa es el que presenta algo más de dificultad, ya que tiene una bajada entre las rocas y después hay que hacer un tramo, algo incómodo, andando sobre grandes piedras. Daba la impresión que había habido algún desprendimiento con las tormentas de este invierno.
Tras visitar Cala Llobella, por uno o por otro sendero, seguiremos hacia Cala Advocat. Parece que en algún momento del año se puede hacer este trayecto por la costa, aunque en nuestro caso fue imposible ya que el mar estaba muy alto.
Nos hubiera gustado continuar hasta Cala Baladrar pero el sendero ecológico se encontraba cortado por obras y continuar por la carretera nacional, que en este tramo no tiene ni siquiera arcén, no resultaba ni agradable ni seguro, así que lo dejaremos para otra ocasión. Conozco Cala Baladrar y es el lugar ideal para ver atardecer teniendo como telón de fondo al Peñón de Ifach. Tiene un restaurante con terraza y una zona con mesas, por lo que se presenta como el punto más adecuado para reponer fuerzas antes de iniciar la vuelta.
Desde Cala Advocat iniciamos el regreso por dónde habíamos venido, salvo en Cala Llobella que nos fuimos por el interior.
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Bon Voyage!