Según narra San Gregorio de Nisa (9 de marzo) vivía en Comana (actual Turquía) un sencillo carbonero que era conocido por todos por su sencillez y virtudes cristianas. Murió el obispo y la comunidad, clero y fieles, quedaron divididos sobre quien elegir como sucesor. Se presentaron algunos candidatos, pero no llegaban a acuerdo. Entonces, llamaron a San Gregorio Taumaturgo (17 de noviembre) para que él decidiera a quien elegir como obispo.
Algunos fueron presentados por el pueblo y otros por el clero, pero en todos veía Gregorio espíritu de vanidad, o amor al cargo, o codicia, o que eran elegidos por su alcurnia, por lo que rechazaba a uno tras otro. Reconvino el santo a la iglesia de Comana, diciéndole: "No os debe importar el aspecto exterior, sino el interior". Y a esto de pronto respondió uno bromeando desde la multitud: "Si es por su apariencia, elijamos a Alejandro el carbonero". Y todos se echaron a reír. Pero Gregorio Taumaturgo vio en ello una señal y mandó traer al carbonero. Cuando le vio con su cara manchada, pudo ver una mirada limpia y humilde. Gregorio le llevó aparte, le preguntó quién era. Alejandro le confió que era griego, y filósofo, que habiendo conocido la sabiduría del Evangelio, había querido llevar una vida humilde y escondida por Cristo.
Esto le bastó a Gregorio, que le mandó tomar un baño y lo presentó al pueblo vestido de limpio, y allí le examinó sobre la fe católica, respondiendo el santo con gran acierto y ortodoxia. Pueblo y clero quedaron admirados y no reconocían a su carbonero, pero con gran alegría lo eligieron como obispo.
No tenemos muchos más datos de Alejandro, salvo que destacó posteriormente como predicador y que murió mártir siendo quemado vivo en una hoguera a fines del siglo III, imperando Aureliano. Y con carbones…
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo IX. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 12 de agosto además se celebra al Beato Isidoro Bankaja, mártir.