Nada más perder tres diputados al caer de 21 a 17 de los 109 del Parlamento andaluz, el líder y agitador de Podemos, Pablo Manuel Iglesias, reclamó que todos los desheredados de la región se manifestaran para expresar su repulsa contra Vox, formación a la que declara fascista, por pasar de cero a doce representantes.
Miles de jóvenes y militantes comunistas y antisistema salieron a las calles andaluzas para romper escaparates, quemar contenedores y gritar cargados de ira “Sin piernas, sin brazos, los fachas a pedazos”, “Ortega Lara, vuelta al zulo”.
En 2014, cuando nació Podemos como partido de los movilizados del 15M de tres años antes, Iglesias se presentaba como uno de “los de abajo”, los explotados, frente a “los de arriba”, los explotadores, a los que llamaba “la casta”, para la que sugirió que deberían expropiarles sus propiedades si tenían piscinas privadas.
Era profesor ayudante, mileurista y enchufado, en la Complutense. Pero cuatro años después recibe 7.564€ netos mensuales como diputado, sumando 3.433€ por derechos de autor de sus programas en la televisión iraní HispanTV.
Se ha comprado, con la diputada Irene Montero, un chalet en la lujosa Urbanización La Navata (Galapar-Madrid) supuestamente con 615.000€ de hipoteca dentro de una parcela de más de 2.000 m² con piscina y casa de invitados. Qué raro: a un aspirante a comprador anterior le pidieron dos millones de euros.
Ahora tiene coche oficial, escoltas pagados por los contribuyentes, guardias civiles ante su chalé las 24 horas (decía emocionarse cuando les pegaban); además es único heredero de las propiedades de sus padres, valoradas en un millón de euros.
De “casta” le vienen al Pablo sus sueldos y su riqueza inmobiliaria: ¿recordará su idea sobre la expropiación de fincas con piscina, chalé y, más aún, casa de invitados?
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COSAS DE PODEMOS:
El partido de Pablo Manuel anunció con gran alegría su nuevo anagrama republicano. Un perfil de mujer en morado que resultó ser una lámina a la venta en el mercado de internet por 9,50 euros, destinado a salones de belleza y peluquerías. He aquí el delicioso caso:
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SALAS