Llevaba meses con una receta en la cabeza: me rondaba por las noches y la tenía guardada en los favoritos de no sé cuántos navegadores, en el móvil, en el mail... Después del episodio de monismo involuntario de la semana pasada, tenía que expiar mi culpa con algo contundente y sencillo, así que me dije "ésta es la hora del pan engurruñao".
Craso error. La correlación dificultad/satisfacción obtenida es inexistente. Un ful de Estambul. La nada.
No tiene nada que ver con que se me tostara un poquillo de más, el interior está perfecto pero le falta identidad. ¿Qué es? ¿A que sabe? ¿En qué momento se enamoró de mí?
El pan engurruñao es mi libre traducción del pull apart bread, o "pan desarmable, desensamblable". Es decir, que está formado por partes que se pueden despegar para ir comiéndolas por separado.
La receta original no sé de quién es, pero lo he visto en versión limón en HungryGirl por Vida, y con canela en Joy the Baker y Girl vs. Dough. Yo usé un relleno de ralladura de cítricos y mermelada de naranja que es con diferencia lo mejor de todo el resultado.
La parte de pan es sosa hasta el infinito y más allá. La elaboración, complicada y pegajosa.
Resumición: no llega al nivel de "caca de la vaca" o "mierda pinchada en un palo", está comestible pero no sabe ni la cuarta parte de lo bien que debería según lo que me ha costado hacerlo. Para no repetir, así que no pongo la receta porque mi catador profesional no lo aconseja. Si os atrevéis, podéis usar las fórmulas de los blogs enlazados más arriba.
Qué pena, con lo ideales que me habían quedado las fotos ... ;)