… de cepillarse los dientes

Por Arusca @contrasypros

He de reconocer que mis hijos sólo se cepillan los dientes una vez al día: antes de irse a dormir. Por la mañana es imposible con toda la prisa que supone despertarles, vestirles y que desayunen… si hay veces que, más que beberse la leche con cacao, la engullen. Y luego se quedan a comer en el colegio. Todavía no se llevan cepillos de dientes. Así que la hora de los dientes es después de cenar.

Tal mal no les va porque hace poco fuimos a su primera revisión odontológica (el Mayor con 5 años y el Mediano con 3). El dentista dijo que tenían unos dientes sanos, cero caries. Hasta les puso un vídeo para que aprendieran cómo cepillarse correctamente. Salieron encantados de la clínica. Mi sobrino (5 años también) no tuvo tanta suerte. El pobre tenía cuatro caries, al parecer, originadas por tomar demasiados zumos. Y sí, he dicho zumos, no chuches (que es en lo primero que pensamos cuando hablamos de caries en los niños).

Cuando vamos camino de la cama, el Mayor y el Mediano hacen carreras a ver quién llega primero. Pueden hacerlas ellos solos o en brazos de papá y mamá, para disgusto de nuestras espaldas. Primera parada, el baño. Hay que lavarse los dientes. Cuando el Mayor era pequeño, recuerdo haber invertido bastante tiempo en explicarle qué dientes hay que lavarse y cómo hacerlo: los de delante, las muelas, por delante, por detrás… la pasta no se traga, si hay mucha espuma, se escupe en el lavabo… enjuagarse la boca, secársela con la toalla (no vale con la manga del pijama)… sin prisa pero sin pausa… Al final, he de reconocer que estoy bastante satisfecha con el resultado. He intentado hacer lo mismo con el Mediano, pero, recordad, es todo una carrera. Cepillarse los dientes también. Así que de nada valen mis indicaciones, el Mediano está más pendiente de terminar antes que el Mayor. Y el Mayor lo mismo. Así que el Mediano acaba paseando rápidamente el cepillo por toda la boca. Y el Mayor, más que cepillarse los dientes, les dice hola y adiós con el cepillo.

Menos mal que nos queda el flúor. O al menos, así me consuelo yo. Lo que pasa es que sólo el Mayor toma flúor (aunque también rápidamente, por supuesto, que aún continúa la competición) porque el Mediano se traga el agua de enjuagarse la boca. Hasta que no aprenda a escupirla y no tragársela, se queda sin flúor. Después, carrera hacia la cama, normalmente con los churretes de la pasta aún por la comisura de la boca. Y carrera también por ver quién se acuesta y arropa primero.

CONTRAS:

  1. Después de un día largo, con los Trastos cansados del colegio y tras una cena que se ha alargado más de lo esperado entre “mastica” y “traga”, lo que menos nos apetece al Tripadre y a mí es ponerles a lavarse los dientes. Lo que tenemos son unas ganas locas de acostarles.

  2. El Mediano debería dejar de competir con su hermano para ver cuál acaba primero y prestar más atención a lo que está haciendo. Tampoco vendría mal que escuchara las indicaciones que le damos el Tripadre y yo para que se cepille los dientes lo mejor posible.

  3. Los churretes se los llevan a la cama en la cara, pero también los dejan por todo el lavabo. Esa noche me sentiré afortunada si los salpicones no llegan al espejo.

PROS:

  1. Ahora que llega el verano espero poder meterles en la rutina de cepillarse los dientes después de cada comida y no sólo a la hora de acostarse por la noche.

  2. También espero conseguir que el Mediano depure su técnica. Estoy pensando en que se cepille los dientes conmigo de vez en cuando.

  3. Como se cepillan los dientes los dos juntos, al menos el Mediano va tomando nota de cómo lo hace su hermano Mayor. Un consuelo, sobre todo si fracaso estrepitosamente en mi pro número 2.

  4. El Mayor usa flúor, espero que compense las carencias de un cepillado rápido.

  5. Si consigo hacerle entender que el agua de enjuagarse hay que escupirla, el Mediano también probará el flúor.

Y esto es así todas las noches. Tendremos suerte si en el proceso no hay voces ni gritos ni enfados porque la habitación del Peque está entre el baño y la habitación de sus hermanos y porque se acuesta antes que los otros dos. Quien, dicho sea de paso, tiene más paciencia que un santo… porque mira que arman jaleo los Mayores antes de irse a dormir… con lo rápido y directa que me voy yo sola a la cama todas las noches sin que nadie tenga que insistirme .