De cómo Esperanza Lujambio escuchó un grito poco antes de acercarse a la ventana

Publicado el 10 octubre 2012 por Sergio B Huidobro


.Esperanza Lujambio no había alcanzado el quinto peldaño de la escalera para el momento exacto en que su hija quinceañera, de pronto implicada en un atronador caso de coprofagía y sodomía (simultáneas) grabado en video, se lanzara al vacío desde el cuarto piso del edificio de departamentos. En el momento en que usted lee esta línea, Alejandra, que así se llama o se llamaba la recién suicida adolescente, estará cumpliendo 11.6 segundos exactos de haber impactado el hemisferio lateral izquierdo del cráneo contra el recubrimiento de adoquín de la banqueta instalado en 2003. No podríamos decir que esta fue la causa de la muerte: Al tiempo que la señora Lujambio saludaba con una rutinaria inclinación de cabeza al vecino del A-301, oficinista de la vieja izquierda con ínfulas de ser el último poeta revolucionario, el corazón de Alejandra se detenía de golpe a escasos 2.5 metros de impactar el concreto, habiendo cumplido un ciclo de vida de 685, 894,113 latidos en poco más de quince años. De modo que este texto se detiene aquí, cuatro segundos antes de que Esperanza (ella sabrá disculparnos la familiaridad repentina) abra la puerta del departamento y ocho segundos antes de que la sobresalte el primer grito y las rápidas pisadas murmurantes que vendrán de la avenida, sin que ella intuya aún ninguna relación entre ellas y la ventana abierta del recibidor..