De cómo explicar una guerra en 2 párrafos y 20 segundos

Publicado el 14 febrero 2009 por Sergio B Huidobro
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Dijo: “Ahora les doy cifras, que a los periodistas les encantan” y los aludidos reaccionaron con una risa muy breve, de esas casi nerviosas. Da igual quien lo haya dicho, el asunto es pensar un poco en el periodismo de estadísticas y datos numéricamente exactos que ha ganado tanto terreno en nombre de la fría neutralidad de la información.
No es difícil rastrear este tipo de escritura en los reportajes, crónicas y dossiers temáticos actuales. Para centrar un poco la atención voy a poner como ejemplo el último brote de sangre en la herida que une (si, “une”) a Israel y los Territorios Palestinos, que creo todavía está fresco.
Que estemos hablando de un choque relativamente breve (apenas unas semanas) no da idea de su dimensión real, sobre todo si pensamos que el conflicto, del que las últimas semanas fueron nada más un nuevo episodio, se puede extender hacia atrás por décadas, siglos y hasta más de dos milenios, dependiendo de los puntos en la historia que consideremos como orígen del odio. Un odio, pues, bastante alargado.
Pero la velocidad contemporánea a la que viaja y se riega la información obliga a que la guerra y los ataques aparezcan ante el público como flashes entrecortados de un horror incomprensible para casi cualquiera que no tenga una maestría en relaciones internacionales con especialidad en Asia Menor y Oriente Medio. Al(@ ciudadan@ común apenas y le llegará el rumor mediático de una guerra pero no le quedará de otra más que preguntarse: ¿Qué pasa ahí? ¿Por qué vuelan misiles de un día para otro? ¿Qué demonios es Hamás? ¿Porqué los Jefes de Estado del mundo condenan los ataques en vez de tomar un papel más activo para detener semejante cosa? ¡Son niños y escuelas los que aparecen destrozados en las fotografías y los videos!
Claro que a est@ ciudadan@ común, en medio de sus propios compromisos, el trabajo, las tareas de matemáticas ó la comida, le será muy difícil hacerse de varias horas disponibles para reunir biblio y hemerografía que le permita comprender el conflicto Israel – Palestina, leerlo, releerlo, estudiarlo y evaluarlo. El único vínculo que tiene con aquella realidad es el mediático y si éste le es presentado en forma de boletines express cocinados al vapor, resaltando imágenes impactantes sin explicarlas, vaya, es como si nadie le hubiera informado nada.
Si esta misma persona abre un periódico u observa el noticiario matutino, las herramientas para el pensamiento que tendrá a la mano/vista serán CIFRAS, en mayúscula: cuatro misiles por hora, 38 muertos en el día, nueve de ellos menores de edad, 2,000 heridos en hospitales, medio millón en ayuda humanitaria.
Números que igual pueden referirse a la Franja de Gaza actual que a Vietnam en 1969, Líbano en 1982 ó Sarajevo en 1993. No hay mucho que ayude a situar esta numeraria catastrofista en su entorno.
Para el periodista infinitum de hoy es mucho más fácil y práctico copiar de un boletín que los tanques avanzaron hacia el sur de Gaza que tratar de explicar por qué lo hacen.
Nuestr@ ciudadan@ común, entonces, se alarmará al momento ante los datos tan terribles que le ofrece la televisión (¡Cuantos muertos!) y las imágenes que observa en el diario (¡La cabeza de un niño de diez años!) pero no las unirá con causas ni con consecuencias. Si busca información que le ayude a establecer estos lazos, encontrará decenas de encabezados trágicos pero muy pocos artículos u opiniones especializadas que estén más allá del sensacionalismo.
Dentro de dos meses, puede que menos, habrá enterrado en su memoria las imágenes y las cifras en cuanto se le presenten otras nuevas: Muertos o explosiones en cualquier otro lugar del mundo. En cuanto a Gaza, recordará que lo que pasó fue terrible, sin haberse enterado nunca que fue lo que pasó.
Ahí se anida la gran desgracia del periodismo de nuestros días: La competencia por la rapidez, por la foto impactante, por la noticia redactada y leída en la menor cantidad posible de segundos, el Minuto a Minuto de las páginas web, etc. Información así, salida del micro-ondas, no puede ser socialmente útil ni responsable.
México, 14 de febrero
P.D.- Sé que no hay mayor prueba de estupidez que generalizar los juicios. Por eso, agrego rápido un reconocimiento y mi admiración a los pocos medios electrónicos que hicieron una verdadera cobertura de Gaza, madura, informada, explicada y con garra de profesionales. En concreto: El País, CNN en español Y BBC Mundo. Quedan excluidos de mi ira, hijos míos.
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