De cómo inculcar el gusto a la lectura

Por Bergeronnette @martikasprez
Adoro leer. Tengo libros en todas partes, aparte de las estanterías, lugar natural de los mismos. En la mesilla de noche. En la estantería del baño. En el cuarto de jugar. En dos idiomas, español y francés. En papel y en e-book. De aventuras, de misterio, de romanticismo, de filosofía. Y los de la carrera, y los que utilizo para dar clases; que, al fin y al cabo, siguen siendo libros. Esta pasión por los libros la adquirí desde bien pequeña, en mi casa, con mis padres, y en mi segundo hogar, con mi tía.Recuerdo con gran cariño, dos libros que me dejó el Ratoncito Pérez, y que sigo guardando con mucho mimo: El paquete misterioso y Momo. ¡¡Dos libros por un diente!!
Y a Danièle, l'aînée, también le gustan los libros. Trato de inculcarle el valor de los mismos. Cada poco le regalo un libro, o dos. Y ella misma, los pide. También le gustan las muñecas, ¡cómo no! pero no dice que no a un libro.
Además de los regalos del cumpleaños de Yvette, la petite, en el que le cayó un libro buenísimo y 100% recomendado, ¿A qué sabe la luna?, yo le había comprado previamente dos libros de la misma autora.

Son historias sencillas, con rima, e ilustraciones muy divertidas. Le suelo contar una historia, un cuento, un trozo de libro por las noches, para que ella duerma tranquila, y con bonitos sueños. Estos libros son estupendos para dejar volar la imaginación.Ponemos la luz pequeña (es decir, la lamparita de la mesa), le hago cerrar los ojos, y mientras modulo la voz, hablando bajito y con distintos tonos, ella tiene que imaginar lo que le voy contando. A veces, nos salimos del guión, bien porque es una cosa que conoce (o desconoce) y ha tenido ocasión de verlo, tocarlo u oírlo en el día; bien porque le explico en qué consiste aquello que le estoy contando, buscando palabras que le suenen.Otras noches, no puedo contarle un cuento, porque estoy agotada, la pequeña me reclama, y ella coge un par de libros, y se pone a contar la historia en voz alta, o sólo mira los dibujos, pero por lo menos, esa es una rutina que no me gustaría que cambiara.
Le estoy muy agradecida a mi familia por haberme inculcado ese amor a los libros, y me gustaría que mis grillitos también lo tuvieran. Continuará...