De cómo los sindicatos cavan su propia tumba

Publicado el 08 octubre 2012 por Jesuszamorabonilla
Hoy en día se piden muchos referendums, y no seré yo el que vaya a protestar porque tenemos demasiados. Pero la petición, por parte de los sindicatos y otras organizaciones, de que el gobierno presente a refrendo nacional su programa económico de recortes, es que daría risa si no diera pena (bueno, supongo que a muchos no les da ninguna pena y sí mucha risa). . Hombre, podríamos establecer que el gobierno resultante de las elecciones tuviese la obligación de llevar a cabo su programa electoral... pero es obvio que ahora mismo no hay ninguna ley que le obligue a ello, y tampoco es razonable que la haya, pues esa ley no podría aplicarse fácilmente en los casos en los que el gobierno no tiene mayoría absoluta y tiene que negociar con otros partidos con programas diferentes. . También es de conocimiento común el mínimo valor que tienen los programas electorales en nuestro sistema, muestra de lo cual es el hecho de que casi ningún votante sabe lo que propone el partido al que vota (ni falta que le hace). Uno no vota, en general, por un programa, o al menos no vota como si su voto expresara la obligación de cumplir cierto programa, sino que más bien vota en el sentido de depositar su confianza en cierto grupo político: si ese grupo no respeta dicha confianza una vez elegido, pues el votante ya decidirá si volverle a votar. . Por lo tanto, reclamar al gobierno un referendum "por no estar cumpliendo su programa electoral" es, como día, algo bastante cómico, y que sólo puede servir para que disminuya entre el público la credibilidad en los argumentos de quienes lo reclaman. Si a alguien le parece mal lo que está haciendo el gobierno (como es lógico que a muchos nos parece), pues se puede montar una huelga general y santas pascuas, u otras medida de movilización. Incluso se puede pedir la celebración de todos los referendums que se considere adecuado, pero no, por favor, con ese argumento ridículo. . Creo que los trabajadores se merecen una representación sindical un poco más inteligente. Pero, en fin, ya sabemos que estos sindicatos son una herencia de la "transición" tan chapucera como nuestro sistema político. Enrólate en el Otto Neurath