Mariano Blejman.- Desde el nacimiento del Daily Courant en Inglaterra, en 1702 (el presunto primer diario del mundo), la historia del periodismo consistió, básicamente, en hacer dos cosas: juntar información y publicar artículos. Sin embargo, la existencia de la web ha creado un nuevo tipo de periodismo “gráfico”, si es que puede usarse todavía ese término para hablar de los diarios tradicionales. Ya no se trata de crear historias para publicarlas en Internet. Ni se refiere a la confluencia de los diversos tipos de formatos como la radio o la televisión con el mundo virtual. El nuevo concepto tampoco habla específicamente de la fusión ocurrida en las redacciones de los diarios que han “mezclado” periodistas educados para el papel con sus soportes en línea. Se trata del periodismo digital, una nueva manera de concebir las noticias y, a su vez, de mantener a los lectores fieles a la pantalla (del tamaño que sea).
Clarifiquemos: el año pasado, Brian Hamman, responsable del equipo digital del diario The New York Times, dio un buen ejemplo durante su presencia en un encuentro organizado por Fopea, y luego en una entrevista con Página/12. Un equipo de investigación del diario accedió a una base de datos con información sobre el estado del agua de los Estados Unidos. Además de contar la historia que fue publicada de manera convencional, el equipo de periodismo digital (al mando de Hamman) organizó una plataforma para que los lectores pudiesen buscar por dirección, por ejemplo, los componentes químicos detectados en el agua. Así, un equipo interdisciplinario de programadores y cronistas jerarquizó una inmensa base de datos, le dio un sentido periodístico, lo convirtió en historia y le dio un notable aumento de tráfico y de permanencia en línea. Los lectores podían buscar en la base de datos qué componentes había en su barrio y eso desató una ola de quejas y de denuncias de los usuarios a lo largo y ancho del país.
Con esta idea de fusionar programadores con periodistas, la Universidad P2P de la Fundación Mozilla (los creadores del navegador Firefox) lanzó un curso llamado “Open Web Open Journalism”: web abierta, periodismo abierto, al que accedió este cronista. En él, la plana mayor de la Fundación Mozilla, como Christopher Blizzard o Mark Surman, pregonaron “mantener la web abierta, descentralizada y participativa”. Sin embargo, imbuidos en la idea de juntar ambos mundos hay una serie de proyectos y personalidades que trabajan en cómo pensar las noticias de una manera radicalmente distinta de todo lo que se conocía hasta hace unos años.
Burt Herman, por ejemplo, es el creador de los grupos Hack/hackers. “Los periodistas y los programadores se están juntando, mientras las publicaciones van hacia el mundo digital. Hack/Hackers es una comunidad digital de gente dispuesta a inspirarse mutuamente, compartir información y códigos, y colaborar para inventar el futuro de los medios y el periodismo”, decía Herman a este diario, entrevistado en San Francisco el año pasado. En aquella ocasión, Herman presentó el sitio Storify, una notable herramienta para crear historias usando las redes y los medios sociales. El sitio Storify es por ahora sólo accesible por invitación, pero ya está siendo usado por diarios como The Washington Post, Los Angeles Times, Yahoo! News, Libération, Metro y una basta cantidad de compañías y periodistas. Lo que ofrece Storify es un entorno para poder crear historias a partir de los comentarios en las redes sociales.
Pero si de proyectos digitales se trata el futuro, DocumentCloud es probablemente el más grande de todos: es un índice de fuentes primarias de información, documentos y herramientas para organizar y publicar la información en la web. Lo más extraño es que se trata de un entorno gratuito para los medios, y que está apoyado por organizaciones que suelen verse como competencia en el mundo físico. Entre los socios iniciales de DocumentCloud (documentos en la nube) está el National Security Archive, el diario The New York Times, ProPublica, Gotham Gazette, Talking Points Memo, y cuenta con la contribución de medio centenar de organizaciones y medios que van desde Los Angeles Times a la Electronic Frontier Foundation. Consultado por este diario sobre el motivo que llevó a estos diarios a juntarse en un proyecto colaborativo, cuando esto suele ir contra la lógica periodística, Brian Hamman contestó: “Es una cuestión de supervivencia”.
Con la digitalización creciente del mundo gubernamental (tal vez el más grande sea el proyecto oficial de Estados Unidos data.gov), los medios tienen acceso ahora a una cantidad impensada de información de difícil procesamiento por los periodistas tradicionales. Basta darse una vuelta por sitios como theyworkforyou.com (sitio británico que les permite a los usuarios seguir las actividades parlamentarias, ver cómo votaron, etcétera), mysociety.org (que trabaja sobre la información pública británica) o el brillante trabajo Dollars for Docs de ProPublica, que permite saber “qué compañías farmacéuticas le están pagando a tu doctor”; los medios buscan una forma de darle credibilidad y jerarquización a la vasta información reinante para volver a “contar historias”, aunque éstas ya no ocurran de una manera estructurada.
Los cofundadores de Stroome, Tom Grasty y Nonny de la Pena, proponen un entorno para la colaboración entre editores de videos, por ejemplo, pero el caso de Spot.Us va un poco más allá en el arte de la colaboración, ya que se mete también con el modelo de negocio del periodismo: lo que propone el sitio de David Cohn es ofrecer historias que sean financiadas por los lectores. Una vez que se propone un artículo, éste comienza a recibir financiación hasta que llega al monto pedido como para empezar a trabajar. El artículo puede seguir recibiendo fondos una vez terminado, superando el límite pedido para beneficio del periodista. Como sea, el periodista Adrian Holovaty lo explicó en 2006, en un texto que se tiene como referencia llamado: “Los sitios de los diarios deben cambiar de forma fundamental”. Según Holovaty –sin abandonar los artículos–, los medios deberían incluir el periodismo digital, ya que este tipo de productos “permiten a los lectores entender mejor el mundo en el que vivimos”. Y de eso, al fin de cuentas, de eso trata el periodismo.
(Tomado de Página 12)