Con sus cuatro años, ya tiene novio.
Comenzó el año pasado, en su primer curso de infantil, jugando con uno de los niños de su clase. Eran el grupo "guay", tres o cuatro chicas, el susodicho y otro amigo más. Pasó a contar historias por la noche, en el que sus amigas eran princesas, o hadas y amigas, y el "novio" era el unicornio, o pony, o caballo. Dependía de la historia.
Pero no utilizaba la palabra "novio".
Este verano he empezado a decirla. Cuando su padre y yo nos damos un beso, ella dice con voz de pavita que "ay! cómo se casan el príncipe y la princesa"... Después, un día soltó que Mateo era su novio.
"¿Cómo? Explícame que es eso." "Uno es novio cuando le hace el cumpleaños, cuando juega con él, y cuando se le da besitos." "¡Ah!" -suspiro de alivio-, y sonrisa divertida, "entonces te refieres a ser amigos."
Pero hoy ha sido el no-va-más, ahora no es tanto hacerle el cumpleaños o jugar, sino ¡¡casarse!! Y pintarse los labios y darle besitos en la boca.
"Perdona, hija, perdona, pero creo que me he perdido, ¿cuándo has dejado de ser mi dulce aînée ?"
Resulta que su amigo le ha dicho que para ser novios hay que casarse...
Demasiado pronto empieza esta Genoveva... ¿Y los vuestros? ¿Les seguís la corriente, los animáis, les quitáis esa idea, les explicáis? http://diariodealgoespecial.blogspot.com/feeds/posts/default?alt=rss