Brujimayor es fan incondicional y absoluta de la serie Violetta. En realidad, lo somos todas. Las minibrujis cantan las canciones enteritas y de paso se las enseñan al resto de niños de su clase para sorpresa de los padres que no acaban de entender de dónde han sacado esas canciones que tararean ahora sus enanos. (Si alguien de la clase de las minis me lee por casualidad, que sepan que el “Te quiero” ese que cantan es obra de mis brujis, perdón!!)
Así que en cuanto salió el anuncio de que venían de concierto a España (porque brujimayor ya sabía que vivían todos en Argentina y por eso no podíamos ir a verlos) os podéis imaginar qué frase oía CADA VEZ que encendíamos la tele y lo veíamos……….
“Mamiiiiiiiiii, ¿podemos ir? ¿Comprarás las entradas verdad?”
Un concierto en noviembre anunciado desde Mayo… ejem, cansino es la palabra más suave que se me ocurre ahora mismo. La respuesta que seguía a la preguntita de marras siempre era la misma
“NO. El concierto es en Noviembre y queda mucho tiempo, así que no, no voy a comprar las entradas. No, no vamos a ir”
Claro que la frase hay que ponerla en contexto. Resulta que doña brujimayor lleva un 2013 para olvidar llevándonos a rozar la desesperación en muchos momentos, con lo que premiarla con el concierto era excesivo. Y más a tantos meses vista, así que…..
Pero aquí la menda en el fondo es una blandengue y el mismo día que se abría la venta de entradas ya estaba conectada comprando las nuestras. Después de dudar mucho en si me llevaba a todas las brujis o sólo a la mayor, el precio de las entraditas decidió por mi.
Y sí, la he estado engañando desde Junio, que sí, que ya se que odio las mentiras, pero es que no podía tener a una niña ansiosa durante tantos meses y más con lo “bien” que se estaba portando. Así que opté por modificar un poquito la realidad.
Hay gente que opina que es demasiado pequeña para llevarla a un concierto de este tipo, pero yo sólo pensé en que sería algo que recordaría siempre. Porque de las pocas cosas que recuerdo de pequeña fue la vez que me llevaron a ver el circo de “Los payasos de la tele”. Así que yo quiero que ellas tengan este tipo de recuerdos.
No le dije nada. Se subió al coche convencida de que íbamos a Barcelona a hacer un taller de manualidades. Vamos, que se enteró justo en la entrada del Palau Sant Jordi y porque empezó a escamarle que hubiese tanta niña con cosas de Violetta en las manos. Lamentablemente no hice foto del momento descubrimiento.
Así que para dentro, directas al puesto de merchandising a tunearla para el gran momento….
Y a sentarnos a esperar que empezara. Estaba tan nerviosa, pobre, y TAN emocionada. Sólo por la cara de felicidad que tenía ya valía la pena estar allí.
Cuando salieron al escenario los protagonistas de la serie, fue increíble. No se si nos emocionamos más los padres o los niños, porque creo que durante esa hora y cuarenta minutos cantamos todos. Ver a la enana cantando a pleno pulmón y bailando sin parar, fue genial. Vamos, que estuve más tiempo observándola a ella que mirando hacia el escenario.
Así que me da igual que me tachen de madre que consiente demasiado, esa cara quedará grabada para siempre. Y ella está feliz y se que también lo recordará cuando sea mayor. Así que seguiré llevándola a todo lo que pueda y sepa que le provocará esa felicidad.