Es uno de esos momentos en los que piensas, sientes, sabes, cuánta falta hace tener la familia cerca. Y nosotros no la tenemos. Como poco a una hora de carretera, siempre que estén listos y con el motor del coche encendido, como en las pelís de ladrones de bancos. Así que colocamos a los peques con unos buenos amigos, mientras mi hermana venía de camino para hacerse cargo de ellos. Llamadas apresuradas, más dolores, prisas, nervios. Finalmente mi Maestra Jedi pudo llevarme al hospital, yo era completamente incapaz de valerme por mí mismo, hecho un trapo. Una no muy lejana obstrucción intestinal que de dejó una cicatriz de 41 grapas y nosecuántos centímetros, y unos recuerdos horrososos, añadía un poco de ansiedad y pánico a mi estado.
Una vez superada la crisis, descubierto el problema y prescrito un tratamiento, me encuentro de nuevo en condiciones, aunque dolorido. No estoy de baja, si no tengo otro ataque, pero en cualquier momento puedo volver a sufrir otro. O puedo expulsar la piedra de 3mm que me han detectado. Y la Mamá tampoco tiene derecho a días si no estoy ingresado. Esto también es conciliación, ¿no? ¿Cómo se mantiene 'el equilibrio imposible'? ¿Cómo me arriesgo a que pase estando solo a cargo de Luke y Leia?
Uno nunca piensa en estas cosas. Lo natural es estar en constante alerta y preocupación por la salud y el bienestar de los hijos. No eres consciente de la necesidad de tu propia salud. No por propio beneficio, sino por no encontrarte en la situación de no poder hacer nada, no poder estar pendiente de los niños, cuidarlos, atenderlos, o simplemente continuar con la crianza. Aunque sólo sea por poco tiempo, días o semanas.
¡Que la Fuerza os acompañe!
P.D.: A fecha de hoy, aún no he expulsado la piedra...