Comienzo rectificando el titular porque realmente nunca quise ser director, a mi lo que me encantaba era el montaje y la realización, pero bueno, con este título logro captar mejor tu atención. El caso es que es cierto, durante algunos años de mi vida mi mayor ilusión era dedicarme al cine. Mis padres compraron nuestra primera videocámara allá por 1.991 y desde ese día me convertí en el Spielberg de la familia. Lo grababa todo, paseos por el parque, una comida familiar en la terraza, un viaje a Tenerife, un cumpleaños… Y luego me ponía con el video vhs y hacía unos montajes de lo más resultones.
El caso es que todo el mundo me decía que se me daba muy bien el tema y me lo comencé a creer de verdad. Fue además una etapa dura en mi vida, enfermó mi padre y me convertí en un tipo mucho más introvertido, poco sociable incluso. Y justo, cuando tenía casi decidido que me iría a Madrid a estudiar en alguna escuela de cine al acabar COU, murió mi padre y todos los planes se fueron al garete.
Algunos años después retomé con ganas la afición pero ya no era lo mismo. Hice algún curso de cine en Sevilla aprendiéndolo todo de viejos operadores de cámaras que había trabajado con Carlos Saura y Víctor Erice, pero me di cuenta que se me había pasado el arroz. Era justo el cambio de lo analógico a lo digital y me había quedado nadando entre dos aguas sin un destino seguro.
El caso es que desde los 14 años hasta no hace muchos años, cuando veía una película lo hacía desde el punto de vista técnico. Era un incordio ver conmigo cualquier película porque detecto los fallos de racord en seguida, me chirrían, no puedo evitarlo. Aunque con el tiempo me he ido volviendo más pasota y no presto casi atención a esos errores (en realidad he aprendido a callármelo para no molestar a los demás, pero claro que los sigo viendo!!!).
Lo que habría dado yo por tener las herramientas que existen hoy en día cuando yo tenía 14 años. Piensa que yo montaba con una videocámara a la que le acabé jodiendo los cabezales de tanto reproducir, rebobinar y volver a reproducir para hacer el montaje de mis videos caseros. Y ahora que soy padre, tengo cámaras digitales HD, no grabo nada, absolutamente nada. Me pasé a la fotografía y me he vuelto un comodón en ese aspecto. En realidad cambié mi forma de pensar sobre almacenar recuerdos. Cuando grabas un video tienes que montarlo al momento, sino jamás lo harás, y acabarás guardando horas y horas de videos familiares sin editar, que con el tiempo no recordarás donde están ni qué es cada uno. Un desastre.
Que yo llegue a ser realizador de cine es un futurible, pero hay algunas películas y algunos videoclips que habría matado por poder hacer algo así en mi vida. Hay algunos directos a los que admiro por su nivel técnico más que por la calidad de sus películas. Lo que está claro es que todos tienen en común un estilo personal reconocible en casi todas sus películas. Así que voy a recoger algunas películas por las que habría sido director de cine con tal de dirigirlas por su nivel técnico.
Amélie
Las aventuras de Amélie Poulain no habrían sido lo mismo sin las manos de Hervé Schneid, el montador que ha trabajado en todas las películas de Jean-Pierre Jeunet. La película es una joya fotográfica, de montaje, de guión, de reparto… Pero me quedo a nivel técnico con el montaje. Supieron crear un universo en tan solo 122 minutos que dura el film. Maravillosa película, y eso que la vi ya tarde, cuando se había estrenado en dvd. Sabía quién era Jeunet de cuando dirigió Alien, por eso no me cuadraba que ahora cambiase tanto de registro. Es un genio, un “Dalí” del cine francés, con sus personajes surrealistas reconocibles en cada película.
Snatch, cerdos y diamantes
Otro director del que soy un fan absoluto es Guy Ritchie, para muchos sólo es el exmarido de Madonna, pero para mi es un genio del montaje en sus películas de acción. Te haré un resumen: para muchos Pulp Fiction es una obra maestra del cine moderno. Pues yo digo que Snatch, cerdos y diamantes se mea en la boca de Pulp Fiction. Así de contundente. Es más divertida, más salvaje, más loca, más icónica y con personajes más inmortales. Si no la has visto deja de leer y lárgate de mi blog, en serio, lárgate!
Set fire to the rain – Adele (en su concierto en The Royal Albert Hall de Londres)
Hay muchos videoclips que me habría gustado dirigir, pero si busco un ejemplo de maestría absoluta en el montaje, el juego de cámaras, la elección de planos, el ritmo del montaje… Me quedo con la actuación de Adele en The Royal Albert Hall, donde grabaron un dvd maravilloso, pero me quedo en especial con el tema “Set fire to the rain”, donde el realizador utilizó al menos 16 cámaras diferentes para el montaje final (las he contado todas, pero quizás se me escapó alguna). El realizador de este concierto fue Paul Dugdale, que ya trabajó dando su toque personal en Top Gear, donde demostró su nivel técnico como operador de cámara en esos planos tan complicados durante las pruebas de coches deportivos. Además, fue el director de algunos de los primeros videoclips de Prodigy, aquellos tan extraños de finales de los 90′s. Este tío es un auténtico artista en el manejo de múltiples cámaras, estoy deseando ver qué es lo próximo que saca al mercado.
Como se suele decir en estos casos, no son más que 3 ejemplos de lo que me habría encantado hacer si me hubiera dedicado a la realización.