Se ignora la nacionalidad de los náufragos. Parece el título de una novela, pero es la coletilla de cualquier noticia sobre naufragios con imigrantes. A día de hoy, al menos, 50 inmigrantes (¿libios?) han muerto ahogados intentando llegar a Italia. Este naufragio llega una semana después del hundimiento de un barco (sic) con más de 500 inmigrantes (¿libios?) frente a las costas de Lampedusa el pasado 3 de octubre. Las autoridades italianas han elevado este viernes a 328 muertos el balance oficial de este trágico suceso en el que ningún país declará día de luto nacional, pues nadie reconoce a las victimas. ¿O sí? ¿Nos están contando todo?
¿De dónde proceden los inmigrantes? No ya los de que dejaron sus vidas en la costas de Lampedusa, aquellos que intentan saltar la valla en Ceuta y Mellilla ¿tienen páis? Se me ocurren dos motivos para que no exista constancia de la nacionalidad de un ser humano muerto ahogado por intentar cambiar de vida:
1º Europa, el receptor, al negar la nacionalidad del naufrágo no debe preocuparse, ni la opinión pública tampoco, por los problemas del país de procedencia. No hay nacionalidad, no hay nación, no hay preguntas. Es una manera burda (la historia nos juzgará) de ocultar la realidad.
2º El estado, el emisor, del cual proceden dichos seres humanos, tampoco quiere reconocer la nacionalidad de sus subditos y así no encargarse de la repatriación y evidentemente el estado (por lo general más corrupto que el europeo que ya es decir) también ignora el problema. Para colmo de males, también es cierto, que algunos estados como Libia reciben a su vez inmigrantes de otras nacionalidades como Eritrea o Somalia.
El estado está en todas partes (no existe ser humano en la tierra que no tenga estado, muchas veces para su desgracia) pero millones de seres humanos sufren todo tipo de penalidades gracias a su estado. Y su estado, es nuestro estado. Europa, Occidente, es el propietario de la mayoría de los países de procedencia de los inmigrantes.