Me encanta esta cubierta "pulp" de la novela
El cartero siempre llama dos veces, el título de la famosa novela de James M. Cain, es muy bonito, pero bastante desconcertante, porque en la novela no aparece cartero alguno. El autor cuenta que se le ocurrió cuando, conversando con el guionista Vincent Lawrence, este le explicó que, cuando mandó su primer guión a una productora, estaba todo el día pendiente de la llegada del cartero por saber si lo habían aceptado; ¿cómo sabía si era el cartero el que llamaba?: porque el cartero siempre llamaba dos veces. Cain vio en esto una idea interesante: su protagonista también tuvo que responder a la segunda llamada del destino. Simbólico y sugerente.De ratones y hombres, de John Steinbeck. Confieso que este título siempre me ha parecido intrigante y diría que no muy conseguido. Bueno, pues resulta que Steinbeck trabajó sobre esta narración bajo el título de Something That Happened (Algo que ocurrió: realmente, no compromete a nada), pero que a última hora lo cambió, tras leer un poema de Robert Burns que dice “The best laid schemes o’ mice an’ men / Gang aft agley” ("Los mejores planes de ratones y hombres/a menudo fracasan", poco más o menos). Si viene de Burns, ya me cae más simpático, la verdad.
El motivo tras título original inglés de la novela de Peter Benchley, Jaws (Tiburón) -de resonancias sobre todo cinematográficas- es más casual y su historia bastante graciosa. Cuenta el autor que, poco antes de que el libro tuviese que entrar en imprenta, él y su editor no habían logrado ponerse de acuerdo sobre cómo titularla. Le habían dado mil vueltas a diferentes posibilidades, una de las cuales era The Jaws of Death (Las Fauces de la Muerte), pero de todas las permutaciones que habían barajado la única palabra que a ambos les parecía bien era precisamente Jaws. Así que Benchley por fin decidió ponerle ese título. Que, como él dice, no le gustaba a su padre, ni a su mujer, ni a su agente, ni siquiera a él, pero "Al fin y al cabo, ¿quién iba a leer una primera novela?". Sólo unos cuantos cientos de miles de personas, en su caso.
No es propiamente el mapa que dibujó
Stevenson, sino el que aparecía en la edición
de 1909 de La isla del tesoro
La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson. Cuenta el autor que el título o, mejor dicho, la novela toda ella, surgió de un mapa que él había dibujado para su hijastro. En vena claramente literaria, dice acerca de él: "estaba coloreado de manera elaborada y hermosa (o eso me pareció a mí); su forma me resultaba fascinante más allá de lo que puedo expresar; tenía ensenadas que me complacían como si fuesen sonetos; y con la inconsciencia del predestinado titulé mi artístico logro 'La isla del tesoro'". Contemplando este mapa, al parecer, fue como vinieron a su mente los personajes y la historia que constituirían su obra inmortal.
Curiosos caminos, en verdad, los que siguen las obras para encontrar ese título que las presentará ante el mundo.