Seguro que todos han empleado alguna vez esta expresión y algunos se habrá preguntado de dónde proviene. Durante muchos siglos se pensaba que a través de la leche con la que se amamantaba a un bebé se le hacían llegar las virtudes y los defectos de la madre o la nodriza. De ahí que tener mala leche tiene su origen en la creencia de que la persona en cuestión había sido alimentada con leche, digamos "defectuosa" o poco virtuosa.
La lactancia era una cuestión muy importante ya que iba indisolublemente unida a la perpetuación de las familias, los bebés debían ser alimentados por las mujeres para conseguir que llegasen a adultos y así heredar y continuar la saga familiar.
El arte no fue ajeno a este interés y durante la Edad Media abundaron las imágenes de las llamadas vírgenes de la leche, es decir, representaciones de la Virgen María dando de mamar a Jesús. Se trató de un tema iconográficos que tuvo mucho éxito muy repetido, pero al llegar la contrarreforma el modelo fue cambiando sutilmente mostrando menos la desnudez de María, ocultando sus pechos.Aquí van algunos ejemplos:
Antonio Peris 1410
Pablode San Lecodadio siglo XV
Luis de Morales fines siglo XVI
Actualmente la creencia más extendida es que la leche materna es el mejor alimento para el recién nacido, siempre que sea posible, pero las cosas no se veían igual durante por ejemplo la Edad Media o la Edad Moderna.
Las mujeres de clase alta y sus maridos solían criar a sus hijos con nodrizas. Tenían a las nodrizas internas en casa o les pagaban para que acudiesen a la casa a dar de mamar al bebé. Se trataba de algo costoso que no todas las familias podían permitirse y a veces se reservaba al primogénito, o en algunos casos a los hijos varones. Sí que parece que la tendencia era destetar a las niñas antes que a los niños.
La elección de la nodriza era una cuestión importante porque, como hemos dicho, transmitiría al bebé rasgos de su forma de ser, por lo tanto que fuera una mujer virtuosa, buena cristiana, humilde y bondadosa eran requisitos muy deseables en un ama de cría.
Ya en el siglo XVI se empezó a observar que la mortalidad entre los niños criados con nodriza era más alta que los amamantados por su madre y los médicos empezaron a recomendar la lactancia materna. Pero entonces, ¿Por qué las familias nobles y pudientes seguían eligiendo nodrizas? Las razones son varias y de diferente tipo. En primer lugar el convencimiento de que la lactancia estropeaba a las mujeres. En efecto muchas mujeres que daban de mamar a sus hijos tenían los pechos dañados por heridas y mordiscos ya que se les solía destetar cuando ya tenían dientes. La dieta poco equilibrada o con carencias en ciertos nutrientes también favorecía que las mujeres tendieran a adelgazar, lo que no era una ventaja en la época. Así, y ya que se consideraba que las mujeres del campo eran más fuertes y resistentes que las damas, parecía más apropiado que ellas se encargaran del amamantamiento.
Además, las mujeres que daban de mamar no podían seguir el ritmo de salidas nocturnas, funciones de teatro, reuniones... Los corsés apretados tampoco les favorecían y muchas dejaban de amamantar a sus hijos para poder seguir con su vida social. Las técnicas utilizadas para interrumpir la lactancia, sin embargo, les provocaban en muchos casos inflamaciones e incluso tumores, por lo que, en general, preferían que ni siquiera les subiera la leche.
A estos factores, que hoy en día pueden parecer frívolos, se unen otros de mayor calado. En la Edad Moderna se sabía que la lactancia retrasaba la vuelta a la fertilidad tras el parto. El interés por asegurar herederos, y teniendo en cuenta la alta mortalidad infantil antes de los 5 años, hacía necesario tener varios varones que aseguraran que aunque alguno muriese hubiera hermanos que pudieran ser nombrados herederos en su lugar y dieran continuidad al apellido y la fortuna familiar.Así, la frecuencia de los embarazos hacía que las propias mujeres buscaran aligerar algo de peso y delegaran la tarea del amamantamiento.
A pesar de todo esto, la mayoría de los niños era alimentado por su madre y con el trascurso del tiempo, sobre todo a partir del siglo XVIII la lactancia materna como método preferible, se fue imponiendo poco a poco. La preocupación por la higiene que se intensificó en esa centuria, también contribuyó a que las familia spudientes no confiaran en nodrizas que normalmente vivían en condiciones insalubres.
En la Holanda protestante y la Inglaterra puritana las mujeres empezaron a ver como una obligación moral e incluso religiosa el alimentar a sus hijos ellas mismas. El mayor control de la natalidad, con una disminución en el número de hijos y por tanto, el aumento del tiempo que se le podía dedicar a cada uno, así como la mejora de la alimentación artificial para recién nacidos también ayudaron a que las nodrizas fueran requeridas cada vez menos.