Por ello, algunos aprovecharon la situación e idearon algunos sistemas para que, en caso de que alguien fuera enterrado vivo, pudiera avisar al exterior.
Algunos de esos sistemas consistían en un ataúd con un tubo que daba a la superficie y una bandera atada a un cordel, que al tirar del mismo se desplegaba si la persona tiraba al despertar de la catalepsia. Otro sistema era con una campana que se ataba con un cordel, a pies y manos, y al tirar, ya sea conscientemente o por el propio nerviosismos de despertarse en un lugar indeseado, la campana se movia y sonaba, alertando a los enterradores del cementerio. De ahí la expresión "salvados por la campana".