De Dunkerque a Normandía y como preparar las bases para una victoria independentista

Publicado el 10 enero 2019 por Trinitro @trinitro

Junio de 1940, los últimos soldados de la fuerza expedicionaria británica salen de la bolsa de Dunkerque hacia las islas británicas protegidos por los restos del primer ejército francés que aguantan las embestidas de las fuerzas Panzer. La división fantasma de Rommel había logrado llegar a la costa separando la Britisht Expeditionary Force y el Primer Ejército Francés del resto de fuerzas aliadas, desde entonces se libraba una batalla de embolsamiento en el que las fuerzas británicas y las restantes fuerzas francesas y belgas intentaban huir para luchar un día más. El acto heroico de la retaguardia francesa y de centenares de barcos privados y de la Royal Navy logró evacuar el grueso de tropas, eso sí, sin equipo.

La visión para los estrategas aliados era pasmosa. La principal fuerza militar en el continente, el ejército francés estaba a punto de rendirse. El ejército británico apenas contaba con efectivos para defender la isla, ni tan solo plantearse el retorno al continente. Solo la Royal Navy y la Royal Air Force y unas pocas decenas de kilómetros de mar impedían a los alemanes tomar la isla. La URSS todavía mantenía un pacto con la Alemania nazi y casi todo el mundo apostaba porqué el Reino Unido se rendiría más tarde o temprano.

De Dunkerque a Normandía transcurrieron 4 largos años. En ellos hubo cambios geoestratégicos que favorecieron a los aliados. Alemania invadió la URSS, Japón forzó a EEUU a entrar en la guerra y el escenario poco a poco fue cambiando. Pero si los aliados no hubieran pensado en términos estratégicos la guerra seguramente hubiera ido de otra manera. Para los aliados la preparación para la victoria no vino de mano de armas sorprendentes o de fuerzas militares amplias.

La primera victoria y que tardó en conseguirse fue la de la guerra del Atlántico. Sin garantizar los suministros al Reino Unido no se podría desplegar ninguna fuerza invasora, no se podría preparar ningún desembarco, ni tan solo se podría plantear la continuidad de una lucha de desgaste a largo plazo como la que supuso la segunda guerra mundial. Y la Guerra del Atlántico tuvo los siguientes héroes: Cargueros Liberty y barcos pequeños: portaaviones escolta, sin blindaje y pequeños destructores y corbetas de escolta.

No hablamos de grandes buques de combate, ni portaaviones de línea. No hablamos de grandes cañones, ni de grandes tácticas, ni siquiera de batallas significativas. Simplemente pura y dura guerra estratégica.

Los aliados produjeron más buques de carga de los que los alemanes podían hundir, al mismo tiempo que sus buques pequeños y los portaaviones escolta lograban hundir suficientes submarinos para mantener las “manadas” de U-boats a raya. Como los perros pastores con los lobos, estos pequeños barcos salvaron los convoyes, a la vez que la enorme producción de cargueros Liberty (más de uno al día durante el conflicto) permitieron mantener todas las líneas de suministro en todos los teatros de operaciones.

El número de combatientes implicados en esta batalla fue relativamente bajo, las operaciones tácticas poco sorprendentes, la guerra se sistematizó, sin heroismos, y durante 4 largos años, al principio perdiéndola, la batalla del Atlántico fue ganada por los aliados.

Sin las vías marítimas abiertas las tropas norteamericanas no podrían estacionarse en el Reino Unido, los aviones británicos y de la USAF no podrían tener fuel para volar, las tropas británicas no podrían equiparse con armamento, la industria militar aliada hubiera funcionado a medio gas, y ni tan siquiera se podría plantear cualquier retorno al continente para combatir contra el eje.

Una vez demostrado que el independentismo no podía ganar en una batalla decisiva contra el estado español, viendo que las fuerzas no eran suficientes, una vía es antes de intentar forzar una ruptura democrática es reducir las pérdidas de las fuerzas independentistas al mínimo y conseguir ganar la guerra social. Ninguna independencia contra un estado que no quiere negociar se gana si no hay un apoyo amplio de la sociedad. Al principio superar el 50% e ir consiguiendo ampliar la ventaja social independentista puede parecernos una guerra difícil de ganar. El estado parece tener todo, pero es una batalla de desgaste en la que está en juego las preferencias y las identidades nacionales de los ciudadanos de Catalunya. Pero no tiene sentido acción de ruptura democrática alguna si no tenemos detrás el apoyo mayoritario de los ciudadanos de Catalunya ni el de gran parte del movimiento social organizado. Plantear una huelga general, o una parada de país sin la fuerza de la mayor parte de trabajadores sindicados, plantear una lucha ciudadana sin las asociaciones de vecinos y el resto de actores sociales más allá de las organizaciones púramente independentistas está condenado a la derrota.

Querer hacer un pulso al estado cuando no tenemos garantizadas las mayorías sociales es un reto que solo demuestra nuestra debilidad. Antes de tomar Normandía necesitamos ganar la batalla del Atlántico. Antes de la ruptura democrática necesitamos ganar el corazón de una mayoría muy sólida de catalanes.

Antes de plantearse si quiera el retorno a Europa, es necesario garantizar la superioridad aérea regional en la costa atlántica europea. La Luftwaffe es un enemigo sólido, su radar Freya, sus cazas interceptores, sus desarrollos de última generación como los primeros reactores, sus bombarderos en picado y su artillería antiaérea es un oponente que puede hacer fracasar cualquier desembarco o las operaciones posteriores. Sin el control del aire las fuerzas aerotransportadas son abatidas, no se puede interrumpir el tráfico del enemigo, no se puede proteger las tropas en tierra, la flota está a merced de los bombarderos y de los torpederos enemigos y toda la operación puede fracasar.

Antes de cualquier operación la RAF y la USAF debía romper el espinazo de la Luftwaffe, en especial de su fuerza de cazas. Más allá que la operación de bombardeos contínuo contra las ciudades alemanas fue más que cuestionable por el coste en tripulaciones, en vidas civiles y lo poco precisas que eran las bombas, forzó a la Luftwaffe a presentar batalla en el aire. Al principio las pérdidas de bombarderos jugaba en contra de los aliados hasta que pusieron en vuelo esta maravilla. El caza escolta Mustang de largo alcance.

El Mustang permitió enfrentarse con solidez a las fuerzas interceptoras de la Luftwaffe e ir desgastando a los cazas alemanes en el aire. Dejando poco a poco exhaustas las fuerzas aéreas del eje, forzando a centrar la producción de Alemania en más cazas y dejar de lado los bombarderos tácticos. Después de 4 años de guerra aérea, en junio de 1944 en los cielos de Normandía solo imperaban los cazas y bombarderos aliados, se pudo paralizar las fuerzas terrestres alemanas, aniquilar divisiones enteras Panzer mediante ataques aéreos, se logró destruir la capacidad de mover tropas del eje y se consiguió un dominio completo del aire.

El movimiento independentista necesita una mejor posición internacional. Hasta el momento la diplomacia española ejerce una hegemonía en las relaciones internacionales. Cierto es que la imagen del estado español ha sufrido por la represión del 1 de octubre o los presos políticos. También cierta opinión publicada y diputados de todos los países tienen una visión más favorable de las opciones independentistas, pero la situación dista mucho de estar equilibrada. El independentismo necesita avanzar más en el frente internacional, conseguir que las simpatías pasen a ser apoyos más sólidos, que la posición del estado español poco a poco se vea como no legítima y obstaculizadora de una solución democrática. Necesitamos más actores trabajando la esfera internacional y consguiendo tejer complicidades. Cuando el cielo de Europa no solo se vea ondear la bandera rojigualda de la real politik podremos plantear esa ruptura democrática.

Junio de 1944, 4 años después de la evacuación de Dunkerque comienza la reconquista de la Europa occidental por parte de los aliados. Antes de cualquier diseño operacional del desembarco ni del despliegue de un solo soldado en territorio de la Francia ocupada se ganó la guerra estratégica. Todo y que aún faltaba casi un año de duros combates, los aliados ya habían ganado la guerra estratégica.

Octubre de 2021, el gobierno independentista que representa el 60% de los votos de los catalanes y casi el 70% de los diputados, con el apoyo de la mayoría de ayuntamientos, incluído de Barcelona, con el auspicio de varios eurogrupos y el apoyo de varios parlamentos europeos termina proclamando la República catalana después de varias huelgas generales y actos de desobediencia civil y de demostrar que España ha impedido toda solución pactada. Comienza la batalla por los reconocimientos internacionales y por proteger las instituciones catalanas, pero antes si quiera de hacer cualquier proclama, los independentistas ya han ganado la guerra estratégica al estado español.