Argentina 1916, el equipo anfitrión se encuentra en situación de peligro al poder ser descalificado por no completar su equipo. Eran otros tiempos en lo que no se permitían cambios y no se tenía costumbre a convocar reservas. A último momento, algunos futbolistas argentinos avisaron que no podrían participar en el torneo. Tenían cosas más importantes que entrar en la historia. En pleno nerviosismo y desesperación, el técnico decidió completar el equipo con algunos de los espectadores que habían asistido a presenciar el partido inaugural. Ya lo dice la Ley de Pudder, lo que mal empieza mal acaba. Subcampeones (de os segundones nadie se acuerda) doblegando las rodillas ante la primera selección en alzarse con el trofeo, Uruguay.
Argentina 1916, el equipo anfitrión se encuentra en situación de peligro al poder ser descalificado por no completar su equipo. Eran otros tiempos en lo que no se permitían cambios y no se tenía costumbre a convocar reservas. A último momento, algunos futbolistas argentinos avisaron que no podrían participar en el torneo. Tenían cosas más importantes que entrar en la historia. En pleno nerviosismo y desesperación, el técnico decidió completar el equipo con algunos de los espectadores que habían asistido a presenciar el partido inaugural. Ya lo dice la Ley de Pudder, lo que mal empieza mal acaba. Subcampeones (de os segundones nadie se acuerda) doblegando las rodillas ante la primera selección en alzarse con el trofeo, Uruguay.