Después de comprobar por ti mismo cada detalle de Mad Grill, despídete con uno de sus postres y olvídate del biquini. Impresionante la New York Cheesecake y superior la tarta de zanahoria con frosting de vainilla, tan yankee, tan hipercalórica y tan deliciosa. Diría que la experiencia Mad Grill no tiene precio, pero sí, lo tiene, aunque es más que económico. Por no más de 20 euros puedes disfrutar de todo lo que te cuento mucho más cerca que nunca y sin necesidad pegarte por un parking y una cerveza en La Latina. Mad Grill acaba de instalarse en la zona alta de Chueca, y viene para quedarse.
La semana pasada nos pintamos el ojo para la inauguración del nuevo retoño de una gran familia de emprendedores (grande en número, aptitud y, sobre todo, actitud). Nos fuimos de estreno a Mad Grill, el hermano pequeño del ya famoso Mad Café de La Latina. En este caso, eso sí, es fast food de la buena, que nadie se confunda, recetas tradicionales americanas con alimentos frescos y sencillez absoluta. La especialidad es, sin duda, la hamburguesa de carne de cebón a la parrilla servida en más de diez variedades y siempre acompañada de patatas caseras. Mención especial para las "gourmet burgers" con toques de foie freso a la plancha, queso de cabra o jalapeños y salsa buffalo para estómagos resistentes (el mío, no). Si lo que quieres es que te sorprendan más aún, siempre puedes preguntar por la misteriosa "hamburguesa del mes". Ya sabes lo que dicen: If you don't risk it, you don't take the biscuit... En cualquier caso, no te olvides de probar, además de tu hamburguesa, los Mad Nachos o los aritos de cebolla roja rebozados, me chiflan. Si bien la carta de Mad Grill, de momento, es similar a la de su homólogo en la Cava Alta, Nacho Lliso (propietario) me cuenta que tienen pensado actualizarse poco a poco con otro tipo de platos, algunos de los cuales pudimos probar en primicia, fundamentalmente otro estilo de carnes y algo de pescado al grill. Para beber, olvida por una vez la Coca Cola porque tienen un montón de cervezas buenísimas llegadas directamente de los States, como la Flying Dog, Brooklyn o Anderson Valley, difíciles de encontrar en Madrid. Y del local, qué decir, frente al reducido y más clásico espacio de Mad Café, Mad Grill rompe esquemas con una decoración menos cálida, más industrial, muy masculina, diferenciándose del tono vintage, dulce y bohemio de la zona de Argensola. Colores fríos, techos altos, columnas vistas y luz blanca gracias a unas originales lámparas ideadas por Longo+Roldán Arquitectos