Bueno, en realidad, y dejando a un lado mi drama queen particular, me parece muy requetebien que se la hayan cargado. Con lo que yo he sido para esta serie, eh, con lo que yo he sido. Pero ya desde el año pasado a los guionistas se les fue la mano y aquello era, es todavía, un sin dios infumable. De hecho, yo ya tenía decidido que si concedían una quinta temporada, servidora ni terminaba la cuarta. Pero ahora, al cancelarla, no me quedará otra que ver los tres capítulos que quedan. Qué menos. Habrá que aguantar hasta el final, aunque solo sea por todo lo que nos dio en la primera y parte de la segunda temporada.
Pero yo veía aquí a hablar, colateralmente, de Eurovisión. Y diréis, y con razón, que qué pinta Nashville aquí. Pues pinta, pinta. Me explico a continuación.
En el vídeo que repasó su, extensa y excelsa, historia musical los suecos, pese a mis suspicacias, no se olvidaron de incluir a:
Las First Aid Kit, muchachas suecas que cantan country a las que conocí, precisamente, gracias a un capítulo de Nashville.
En aquel episodio sonó, durante un instante, la que es quizás su canción más conocida, fuera de las fronteras suecas y de los círculos musicales del country, Emmylou. Canción dedicada a una de las más grandes de ese estilo musical, Emmylou Harris, señora que, por fortuna, aún vive y canta (estuvo el año pasado en España de festivales) y que es vestigio -con perdón- directo de la época dorada del asunto country. Formó dúo con el mitiquísimo Gram Parsons, cantante que se quedó a pocos meses de formar parte del Club de los 27. Sí, se lo encontraron muerto a los 26. Imaginaos la causa.
Regresemos a Suecia. A los suecos les encanta el espectáculo, los brillis, el dorado y las piernas para arriba, ale hop, hop, hop. Será por el frío que pasan o por todo el café que toman, pero son los reyes de la música pachanguera y discotequera. No en vano, más de la mitad de las canciones de este último Eurovisión estaban compuestas por suecos. Que no sé si es para presumir, pero, en fin...
Eso sí, ellos se reivindican, y hacen muy bien. Por eso, decidieron hace algunos años que iban a conceder unos premios. Porque lo valen y porque, a fin de cuentas, también son la patria de los Nobel y si de premiar se trata, en Suecia controlan cantidad. Así que no se devanaron demasiado los sesos, y con el apoyo económico del productor de Abba, crearon los Polar Music Prize. Desde el principio, como cabía esperar, surgió la coletilla de los 'Nobel de la Música', ooh, que nadie se ha molestado en corregir. Somos suecos y damos premios. Because reasons.
Pues bien, los Polar, desde su primera concesión en 1992, han ido a parar a artistas internacionales, a menudo americanos o ingleses, otros con dejes exóticos, como los africanos, o los otorgados a artistas de según sales de Suecia a la izquierda... Finlandia, países bálticos, Polonia. Ni un español, ni por casualidad, cosa que me parece fatal, porque es un premio muy propio para Raphael, por ejemplo. Que luego bien que bailamos 'qué pasará qué misterio habrá' en las noches locas de Benidorm, eh, suecos míos. Cuánta ingratitud con lo ibérico. En fin.
Continúo. Los Polar. Qué tienen que ver con el country, diréis. Pues que el año pasado Emmylou Harris fue una de las galardonadas, en una jugada muy pro que se marcaron los nórdicos. No digo que Emmylou no se lo mereciera, que sí y mucho, pero claro, el momentazo que les quedó no se paga con dinero. Porque, evidentemente, allí estuvieron las First Aid Kit, tan jóvenes, tan monas, para cantarle a Emmylou su 'Emmylou':
Yo me emociono mucho con este vídeo, porque soy así de tonta y le tengo mucha ley a Emmylou Harris. Claro, que luego me enfocan al rey de Suecia siguiendo el ritmo con la cabeza y no sabiendo muy bien de qué va la cosa y se me pasa.
Y esta es la extraña, o no, conexión Suecia-Nashville de la que os quería hablar. Y a ver si los suecos se estiran y nos premian a Julito Iglesias o María Dolores Pradera un año de estos. Hombre ya.