El dictador Franco, por ejemplo, tenía su “excusa para todo” en la conspiración judeo masónica, conspiración con la que podía explicar cualquier fracaso del régimen y cualquier problema que se le planteara. Resulta que eso del contubernio judeo – masónico – comunista era el origen y explicación de todos los problemas del franquismo.
Luego llegó la democracia y cambiaron muchas cosas, pero eso de buscar la excusa en terceros continuó igual. Y esa excusa se encontró en los medios de comunicación. Siempre, para todos los gobiernos, ha existido una excusa en el medio de comunicación contrario a su ideología, excusa con la que han tratado de explicar muchas de las piedras encontradas en el camino.
Y esa es la excusa que también utilizan los partidos más pequeños. Y en las últimas horas hemos tenido un par de ejemplos. Ahí tenemos a Podemos, que estos días se ha dedicado a hablar de una campaña mediática orquestada contra la formación de ultra izquierda, como decía su líder Juan Carlos Monedero.
Pero no solo ha sido la excusa o estrategia del partido de Pablo Iglesias, también ha sido utilizada por Unión Progreso y Democracia que ha denunciado una conspiración mediática para promocionar a Albert Rivera en perjuicio de la opción magenta.
El caso es que el ser humano sigue como hace miles de años, buscando excusas, buscando un contubernio que explique sus errores, las cosas que le han salido mal. Y como siempre es más fácil echarle la culpa a un tercero (si es de nombre casi impronunciable mucho mejor), que asumir responsabilidades y dar la cara. Y es que de excusas vive el hombre…